Félix Población
El discurso de Navidad del Jefe del Estado constó este año de un total de 1.457 palabras y no podía eludir la palabra que ocupa la portada de la actualidad desde hace demasiado tiempo: Cataluña/Catalunya.
Otros asuntos que afloraron a la palabra de Felipe VI, algo más sazonada que la de su padre gracias a las clases de locución de la reina consorte, se refirieron a la nueva era tecnológica -que cada vez es menos nueva pero se la sigue llamando así-, el rumbo de la Unión Europea, los movimientos migratorios, la desigualdad laboral, el cambio climático, la falta de empleo y el deterioro de la confianza de los ciudadanos en las instituiciones, sin referirse, obviamente, a la que el monarca representa (notable bajada de audiencia del discurso este año).
Felipo VI pasó muy por encima de la crisis política que afecta a España, sin entrar en detalles, y se preocupó sobre
todo de reivindicar “el dinamismo de nuestra sociedad y la solidez de
nuestro Estado”, basados en los valores de la “concordia, la voluntad de
entendimiento, la defensa y el impulso de la solidaridad, la igualdad y
la libertad” de los españoles.
Casi sesenta mujeres han sido asesinadas por la violencia machista en los que va de año en España y más de mil desde que se contabilizan estos asesinatos (2003), superando las cifras del terrorismo etarra, cuyas víctimas tanto reconocimiento han logrado en nuestros país.
El de la violencia machista es un problema que supera las fronteras nacionales, tiene carácter internacional y mantiene en pie a muchas mujeres en diversos países de nuestro planeta. Por eso resulta vergonzoso no solo silenciarla en el discurso navideño de Jefe del Estado, cuyos asesores deberían ser cesados de inmediato por su indiferencia o negligencia, sino el de aquellos medios de comunicación -bastantes- que no han hecho notar ese vacío, sin reparar en lo que comporta de falta de sensibilidad y humanidad por parte de quienes escriben los discursos al rey.
Se diría que el criterio de los redactores de ese discurso coincidiera con el del partido de extrema derecha que ha logrado 52 escaños en el Congreso de los Diputados después de las últimas elecciones. ¿O es que ese es el criterio del propio don Felipe?
DdA, XV/4365
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