domingo, 15 de diciembre de 2019

A LA ATENCIÓN DE BOTÍN, PARA QUE SU BANCO SANTANDER TRATE A LOS MAYORES COMO A PERSONAS



Tengo 84 años y hoy he ido al banco a Ciudad Rodrigo desde mi pueblo, a 17 kilómetros. Toda la vida estuve en el Castilla, después Popular y ahora, Santander. Desde que todo está aglutinado en el Santander no había entrado. Y el ‘bautizo’ ha sido terrible.

Llegue y había una máquina para sacar número. Había una pantalla que no veía lo que decía. Mi DNI no tiene lectura electrónica, por lo que no lo lee, así que tenía que poner mi nombre y número en un teclado, que como pueden imaginar, no acerté a escribir,  menos mal que me ayudo una joven del banco.

Por fin, la máquina me dio el número 62, dos minutos más tarde que hubiera llegado, no habría podido sacar mi dinero, solo te dan número hasta las 11.00 horas. De hecho, una mujer, como yo también mayor, llegó a las 11.10 y ya no le dio número. Preguntó que dónde podía sacar dinero, le dijeron que si tenía tarjeta de crédito, dijo que no. La respuesta que le dieron fue que hasta el lunes, hoy es viernes, ya no le pueden dar su dinero. ¡Qué voy a hacer! dijo. Nadie le supo dar una respuesta.

Volviendo al número, tenía el 62 y en la pantalla estaba el 42.  No había asientos y aquello era una algarabía. Tardé una hora, real, en pasar por caja para sacar mi dinero. Soy jubilado, el tiempo es algo que ahora tengo a raudales.

Por mi trabajo, he manejado dinero. Cuando ibas al banco te trataban como a una persona, más que nada porque el producto con el que ellos trabajan es el dinero. Para ser exactos, nuestro dinero, con este ‘material’ ellos negocian. Ahora, me he sentido como un número y me dio la sensación de que eran ellos los que me hacían un favor a mí.

No tengo móvil, no tengo Internet, desde hace dos años no conduzco, me ponen hora para sacar el dinero, no veo a escribir… No soy viejo, soy mayor y me han hecho sentir viejo… ¿Dónde está el trato al cliente? ¿Sólo en el móvil? ¿Sólo en el ordenador? Eso no es trato al cliente, es ponernos barreras.

Está muy bien el avance y las nuevas tecnologías, pero también tendremos algún derecho nosotros, los que hemos vivido como ha evolucionado todo tanto. Señores del Santander yo he visto arar con burros y ahora, los agricultores manejan sus ‘aperos de labranza’ con el móvil a través del satélite.

Nosotros, los que nos hemos quedado rezagados con las tecnologías, tenemos derecho a que nos sigan atendiendo como personas… ¿No dicen que los bancos ganan tanto? Pues que destinen ese dinero a contratar a personas. Una cosa les digo, serán pocos años los que tengan que atender a personas como yo, porque nos morimos, es ley de vida, y los que vienen por detrás, seguro que ya se han adaptado.

Vivimos la Guerra, la posguerra, los años del hambre, empezamos a crecer, a tener un negocio, a pensar que éramos productivos y pintábamos algo, pero resulta que para ustedes solo somos viejos. No señores del Santander, no soy viejo, solo soy mayor.

Sí les digo, que dos de sus trabajadoras, fueron muy amables y eficaces pese al caos que había allí a las 11.00 de la mañana.

No quiero terminar sin decir que vivo muy bien en mi pueblo, pero es normal que nos vayamos a la ciudad, porque nos echan. Cada vez es más difícil vivir en un pueblo pequeño.

 DdA, XV/4365

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