Joaquín Álvarez
Cuando
transites por la A-66 a la altura de Mieres o por el paseo de El
Encauce encontrarás algunos ejemplares de cormoranes sobre las farolas
de la autovía intentando buscarse la vida sin molestar a nadie y gracias
a su zambullida, que a diferencia de otras aves buceadoras que
simplemente se sumergen, el cormorán salta sobre la superficie en un
fuerte impulso.
La vida que le quitan los
obsesionados pescadores y el Gobierno de Asturias, los primeros porque
consideran prioritario el disfrute de su hobby a la vida de esta ave
acuática, y los segundos porque un año mas vuelven a autorizar la
matanza de al menos 240 ejemplares hasta el 10 de abril, así como de
nutrias, garzas real y martín pescador. Desde hace más de 13 años, la
administración del Principado de Asturias realiza controles
poblacionales de cormoranes, habiendo eliminado oficialmente más de 3.000
individuos.
No hay una sola prueba de que las
matanzas de los cormoranes en los ríos asturianos hayan mejorado las
poblaciones de salmones y truchas, el Principado nunca ha presentado un
trabajo científico que las avale, ni que demuestre cualitativa y
cuantitativamente los supuestos daños causados por estas aves.
De
toda la vida el papel fundamental de los depredadores fluviales, como
los cormoranes grandes, las nutrias, las garzas o los martines
pescadores es mantener el equilibrio en el ecosistema. ¿Qué culpa tiene
el cormorán de que al Gobierno de Asturias le encanten las tasas que los
pescadores abonan por la pesca de la trucha o el salmón? ¿Para cuándo abordar
el debate de la pesca sin muerte, es decir, la prohibición total en
nombre de la recuperación de las especies?
DdA, XV/4365
2 comentarios:
Gracias Félix.
A ti por tu curiosidad e inquietudes.
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