sábado, 19 de octubre de 2019

TORRA Y PUIGDEMONT CONFORMAN UN PELIGRO PÚBLICO


Félix Población

Tres días después de iniciadas las algaradas callejeras en Cataluña, que recuerdan aquellas que durante tantos años respaldaban la violencia de ETA en Euskadi, el president Torra, que lo es de todos los catalanes pero se niega a ello, se asomó a la televisión para condenar esos actos en los que, a su juicio, hay grupos de infiltrados, sin especificar la identidad de los mismos. 

Con similar retraso, a pesar de que Barcelona estaba y está soportando ese vandalismo callejero  con grandes destrozos en el mobiliario público y riesgo para la vida de sus ciudadanos, Torra se reunió con la alcaldesa de la ciudad, prefiriendo encabezar antes las grandes marchas por la libertad, en compañía del ex lehndakari Ibarretxe, que se organizaron desde distintos puntos de Cataluña. (¿Departirían los dos en inglés?).

Se lo ha pensado mucho el tal Torra para expresar lo que la mayoría de los ciudadanos de aquel país condenan desde el primer día, sean o no independentistas. Lo que quieren los independentistas y los que no lo son es que las protestas libres y justas por la desquiciada sentencia dictada por el Tribunal Supremo contra los promotores del esperpéntico procés -con el que el antecesor de Torra y otros cuantos líderes políticos engañaron a sus votantes para fabular una farsa y llevarla hasta el final-, se hagan civilizadamente, sin revivir hechos que tanto recuerdan por su violencia los vividos en el País Vasco durante tantos años. 

Y si Torra centra la realización de esa kale borroka a la catalana en grupos de infiltrados, no debe ni puede hacerlo -si quiere que su denuncia tenga valor- sin certificar antes la identidad de esos grupos, porque se trata de algo de suma gravedad para lo que es indispensable servirse de pruebas contratastadas que, de momento, no ha aportado el honorable president y que luego pueden originar cataratas de noticias e imágenes manipuladas por las redes sociales a gusto del manipulador.

Sí tiene en su haber el tal Torra, sin embargo, una desafortunada frase dirigida en su día a los CDR para que "apretasen"  si querían hacer realidad la República Catalana. ¿Qué significado le dió Torra a ese verbo y qué pretende ese auténtico  peligro público que preside la Generalitat de Cataluña con una nueva llamada a las urnas para realizar un segundo referéndum de autodeterminación, después de la durísima y desmesurada sentencia dictada por el Tribunal Supremo? Lo que podría haber sido un desliz del honorable tiene su importancia si se considera que la investigación abierta por la Audiencia Nacional, debido a las supuestas actividades terroristas de los Equipos de Respuesta Táctica de los CDR, recoge "varias conversaciones" grabadas a Torra en reuniones con algunos de los investigados en el procedimiento, según fuentes de la investigación secreta consultadas por la SER.

Cabe esperar del seny de los catalanes, con o sin afanes independentistas, que la coalición a la que pertenece Torra (Junts per Catalunya) obtenga en las venideras elecciones generales el resultado que merece su desquiciamiento, porque se trata sin duda alguna del president de la Generalitat más nefasto en la historia de Cataluña, ex aequo con el cobarde Puigdemont, acomodado en Waterloo.

Léase@también el interesante artículo de Enrique del Teso en el diario La Voz de Asturias: "La situación actual es rica en nutrientes para patrioteros, enemigos imaginarios, banderas filosas como hachas, emperadores sin imperio, cobardones con delirios de conquista y oportunistas que ocultan sus intenciones confundiéndose en piaras llenas de símbolos, puños apretados y berridas. Esto es lo que quería el peor nacionalismo secesionista y los patrioteros ávidos de cruzadas de tebeo". (Cataluña y las enojosas coincidencias).

                   DdA, XV/4311                 

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