El expresidente de Cataluña Jordi Pujol y su numerosa familia, con el concurso de su esposa y madre superiora y la actuación estelar de su primogénito Jordi Pujol Ferrusola, amasaron una
fortuna de 290 millones de euros en cuatro décadas de corrupción.
El periodo va desde finales de los años setenta, con el escándalo de Banca Catalana, hasta julio de 2014, cuando Pujol reconoció que tenía fondos sin declarar en el extranjero y los atribuyó a la herencia de su padre, Florenci, según un informe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), de la Policía Nacional. El informe fue remitido el pasado 30 de julio al juez de la Audiencia Nacional José de la Mata y fue la primera vez que se pone una cifra —si bien estimativa— a la riqueza amasada por los Pujol.
El periodo va desde finales de los años setenta, con el escándalo de Banca Catalana, hasta julio de 2014, cuando Pujol reconoció que tenía fondos sin declarar en el extranjero y los atribuyó a la herencia de su padre, Florenci, según un informe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), de la Policía Nacional. El informe fue remitido el pasado 30 de julio al juez de la Audiencia Nacional José de la Mata y fue la primera vez que se pone una cifra —si bien estimativa— a la riqueza amasada por los Pujol.
El señor Pujol estuvo al frente del gobierno de Cataluña durante 23 años de modo ininterrumpido, cifra récord en nuestro entorno europeo democrático, siendo además decisiva su presencia como president de la Generalitat para sustentar los gobiernos de España presididos por Felipe González y José María Aznar, el infausto peón de las Azores.
La figura de Jordi Pujol fue construida como un mito. Cataluña precisaba, en palabras de los autores de este libro* -cuya lectura he terminado coincididendo con los efectos de la sentencia del procés en las calles de Barcelona-, un político que personificara su condición perenne de víctima de la dictadura franquista y encontró en Pujol al mártir dispuesto al sacrificio. Sobre esa base se identificó a Pujol con Cataluña, según una pintada fijada en los muros de las calles tras su encarcelamiento.
En Pujol (1930-1962). Todo era mentira. Desvelando el relato fundacional independentista, se argumenta por qué las memorias de niñez y juventud del exhonorable son una palmaria falsedad, un relato mendaz de principio a fin. Josep Guixá y Manuel Trallero recopilan en este libro una tras otra la falsedades vertidas a lo largo de las iniciales 150 páginas del primer volumen de Historia de una convicción, título de tales memorias. Un sumario en la portada aclara el itinerario biográfico de Todo era mentira: "Educación nazi, vinculación con el Opus Dei, negocios familiares corruptos e impostura patriótica de Jordi Pujol".
"A partir de ahora -señalan los citados autores-, Pujol no podrá volver a repetir con diplicencia, como hizo en una de sus comparecencias en el Parlament de Cataluña, por falta de información de los diputados, "dicen, que dicen, que dicen...". Pujol, según este trabajo publicado por Almuzara, ha faltado a la verdad en el relato de su vida por lo que se refiere al periodo en que gestó su mito. Conclusión: alguien con el infinito desprecio de Pujol por la verdad, ni puede ser un demócrata ni puede creer en la democracia.
Eso sí, gracias a la democracia española, su familia ha amasado una fortuna que ronda los 300 millones de euros en 40 años de trabajo, de los cuales 23 corresponden a la presidencia del pater familias en la Generalitat, manteniendo aún así todo su respetable presencia en los mítines de su sucesor Quim Torra, hoy en declive.
*Pujol. Todo es mentira. Desvelando el relato fundacional independentista. Josep Guixá y Manuel Trallero. Ed. Almuzara, 2019.
DdA, XV/4315
1 comentario:
Después de saber que estudio en un ambiente nazi no extrañan sus declaraciones racistas
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