jueves, 24 de octubre de 2019

LA SIGNIFICACIÓN DEL VALLE DE LOS CAÍDOS ES INCOMPATIBLE CON UN LUGAR DE RECONCILIACIÓN


Félix Población

Desde que se aprobó a finales de la primera legislatura de Rodríguez Zapatero (diciembre de 2007) la muy tardía e insuficiente Ley de Memoria Histórica, este país ha visto con desesperante lentitud y dilación la retirada de estatuas, dignidades y honores tributados a la memoria del dictador Francisco Franco. 

De ello tenemos constancia en la ciudad de Salamanca, en donde primeramente y tarde se le retiraron los títulos y dignidades que ostentaba en el Ayuntamiento y la Universidad, teniendo que transcurrir diez años hasta que se eliminó el medallón que mostraba su efigie en la Plaza Mayor y que el Partido Popular, desde el gobierno municipal, llegó a preservar inviertiendo presupuesto público, a fin de que no fuera mancillado por quienes mostraban su disconformidad.

Ahora, en plena campaña electoral -de la que es responsable el Partido Psoista por haber evitado un gobierno progresista con Unidos Podemos-, el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez ha creído necesario como munición electoralista de reserva exhumar por fin los restos mortales de Franco del mausoleo que han ocupado en la basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, la gran fosa común que denigra a la democracia española de 1978.

Tal objetivo, que no pudo ser antes de los comicios del mes de abril pasado, será realidad hoy, a tres semanas de las urnas, y estoy convencido de que, a falta de promesas creibles en su programa electoral -ya que nada es creible hoy por hoy en el PSOE-, el presidente  del Gobierno en funciones no va a desaprovechar el "hecho histórico" de que, finalmente, y después de más de veinte años de gobiernos psoistas, el suyo haya logrado acabar con la más flagrante significación de ese monumento funerario megalomaníaco: el sepulcro del dictador. 

Es de esperar, si no quiere enlodar un poco más su dignidad y la de su partido, que el recurso a ese electoralismo con la momia de Franco no sea equivalente al gran espectáculo que a través de la televisión pública -y demás canales privados- se está dando de los preparativos, proceso y traslado de la exhumación, que en principio se había programado como una operación discreta y respetuosa.

Pendiente queda lo que más nos debería preocupar a los demócratas: la resignificación de un lugar que, como escribió el historiador Santos Julía -fallecido ayer-, jamás puede llegar a ser un enclave de reconciliación, pues su idea, gestación y significación fueron netamente fascistas. Mi estimado historiador Diego Díaz nos ofrece hoy en elsaltodiario.com hasta cinco ejemplos de espacios de la represión resignificados como lugares de la memoria, de Auschiwitz al bien cercano Museo de la Libertad de Lisboa.

Nada similar hemos escuchado a Pedro Sánchez al respecto, a pesar de encontrarnos en periodo electoral, proclive en el PSOE a las promesas. Es de temer, en este sentido, que el Partido Psoista -en el hipotético caso de que vuelva a gobernar- no haga caso a Santos Juliá.

PS. Coincido: España no sepultó bien a Franco y al franquismo en 1975 y lleva camino de no hacerlo mejor 44 años después. Léase@también: Franco estaba muerto, pero muy mal enterrado, por Gumersindo Lafuente

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19 AÑOS DESPUÉS DE PRIARANZA DEL BIERZO,  EL DICTADOR ES DESALOJADO DE SU SANTO SEPULCRO

Santiago Macías

En esta cuneta de Priaranza del Bierzo que aparece en la foto yacían los restos de trece civiles de la zona de Villafranca del Bierzo, Corullón y Trabadelo, detenidos y asesinados por un grupo de falangistas el 16 de octubre de 1936.
En octubre de 2000, el empeño de un grupo de jóvenes entre los que me encontraba promovió la primera exhumación de una fosa común de la guerra civil con métodos científicos. Poco después, fundamos la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que nacía para atender a las miles de familias de desaparecidos que se dirigieron a nosotros tras la aparición de las primeras noticias de los trabajos en El Bierzo.
Desde el primer día, la ARMH reclamó que fuese el Estado el que asumiera sus responsabilidades; casi veinte años después, miles de desaparecidos siguen esparcidos por las cunetas de España, sin que ningún Gobierno haya tomado medidas para llevar a cabo un trabajo serio y efectivo desde todas las instituciones para acabar con esa ignominia.
Hoy, los nietos de Franco han podido rendir honores al dictador por segunda vez, después de haber intentado retrasar todo el proceso de exhumación hasta las últimas consecuencias. Y es que la Democracia permite que disfruten de ella incluso quienes más la detestan.
Que lo de hoy sea un paso más de higiene democrática que contribuya a la Verdad, a la Justicia y a la Reparación para todas las víctimas del franquismo.

                    DdA, XV/4317                

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