jueves, 17 de octubre de 2019

LA CITA EN MADRID DE LOS PENSIONISTAS QUE PUSIERON EL LETRERO LIBERTAD














Félix Población

Dos entusiastas grupos de pensionistas, uno desde Bilbao y otro desde Rota (Cádiz), se desplazaron andando hasta Madrid durante tres semanas para servir de estímulo al gran colectivo social más perjudicado por la última crisis/estafa de hace unos años -junto al de los que perdieron su trabajo-, antes de que al parecer asome otra en el inmediato porvenir. 

La regulación de las subida de las pensiones acorde con el IPC, la equiparación de la pensión mínima al salario mínimo -que debería subir hasta 1.080 euros según la Carta Social Europea-, así como la derogación de las dos últimas reformas laborales de los gobiernos del PSOE y del PP, eran las reivindicaciones que movieron ayer a los jubilados para reunirse en Madrid en una gran convocatoria nacional. 

Se trata de un movimiento social que está en la calle desde hace dos años para el futuro de todos. Por esta poderosa razón, más de un centenar de autocares (en torno a 130) provenientes de distintos puntos del país y la escasa presencia de gente joven en la manifestación de ayer no me parece -con ser digna de consideración- la respuesta masiva ideal para lo que está en juego.


Los pensionistas caminantes del norte y del sur que se habían abrazado el día anterior ante el Congreso de los Diputados, dejando allí los zapatos de su andadura, se merecían una solidaridad más multitudinaria. También, muchos de los ciudadanos y ciudadanas que integraban esas expediciones procedentes de las las comunidades autónomas. 

Entre las conversaciones escuchadas al vuelo, localicé la de dos ciudadanos septuagenarios, uno del País Vasco y otro de Madrid, haciendo memoria de los días de su mocedad en que fueron detenidos y encarcelados por la policía franquista a mediados de los años sesenta. No eran los únicos. No pocos de los que estaban ayer en las calles de Madrid fueron los que un día  se la jugaron por hacer realidad en esta tierra el letrero de Labordeta que pone libertad. 



No faltó alguno entre mis manifestantes más próximos  que preguntó si habíamos visto a Errejón en la cita. Otro echó en falta, entre todas las banderas autonómicas, la de Cataluña, aunque puede que hubiera alguna que yo no vi. Un tercero hizo notar que, además de la enseña nacional con su escudo constitucional ondeando en el mástil del Ayuntamiento de Madrid, la derecha que lo gobierna con el apoyo determinante de la ultraderecha había colocado sobre la fachada del edificio una segunda bandera sin escudo que la priva de constitucionalidad. 

PS. De todas las frases dichas o gritadas me quedo con esta: No peleamos por nuestras pensiones sino por las de nuestros hijos.

                    DdA, XV/4309                  

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