Alejandro Álvarez
Ha llegado la sentencia. No voy a comentarla. Ya hay bastantes
análisis de personas con conocimiento que han dicho cosas muy
interesantes. Pero más allá del estricto plano jurídico, lo que es
evidente es que tras ella se ha acelerado el binarismo visceral y de
trinchera en nuestro país, con el enemigo en cada lado, y desde ambos
flancos de la misma se pretende arrastrar al personal, concebido como
mercancía electoral inmediata, hacia uno de los dos bandos, intentando
fijar ahí la mirada de los votantes mercantilizados y cortar cualquier
otra visión del problema y de las elecciones. No hay problemas
laborales, ni económicos, ni de desempleo, ni educativos, ni de
impuestos, ni de alquileres, ni de miseria, ni de pensiones, ni de
salud, de desahucios… En estos días las patrias ocupan todo el espacio,
todos los titulares, todas las miradas.
Y ante ello solo se presentan dos opciones, enterrando las soluciones más racionales, más políticas, más sociales.
En el lado de PSOE, PP, C,s y VOX la lucha es a favor de España:
“Ahora, España”, “¿Izquierda, derecha? España”, “España en marcha” y
“España siempre” son los lemas respectivos de esos cuatro partidos.
Resulta muy revelador que todos ellos, defensores de las políticas
neoliberales y antipopulares, pretendan focalizar la campaña en torno al
concepto de patria, creando una trinchera frente al enemigo
“secesionista” que amenaza con romper la sagrada unidad de la misma.
Para focalizar están los medios de este lado, que estos días se frotan
las manos llenando sus páginas o sus programas con el asunto de Cataluña
y estableciendo la agenda política, priorizando lo que a los poderosos
les interesa que se fije en la mente de la ciudadanía, manteniendo vivo
el conflicto, fijando en ello la mirada para que los ciudadanos se
olviden de los problemas laborales, económicos, de desempleo,
educativos, de impuestos, de alquileres, de miseria, de pensiones, de
salud, de desahucios, etc. Consideran rentable electoralmente (¿lo
será?) convertir los problemas políticos en asuntos de orden público y
judicial (¿no recuerda esto a algún tiempo oscuro?). Exagerando la
amenaza, como explica Chomsky en “El miedo a la democracia”, esta pueda
jugar mejor su papel.
En el lado independentista, la lucha es a
favor de Cataluña. Las estrategias tienen mucho en común, pero dándole
la vuelta al enfoque: focalización en el tema “patria catalana”, olvido
de los asuntos que realmente afectan a la mayoría social, papel de los
medios catalanistas para centrar la visión antiespañola, el enemigo
español,… Y a ello se añadirá el victimismo que les ha proporcionado la
sentencia y que explotarán hasta el 10-N y después. No se olvide que el
independentismo ha crecido exponencialmente gracias, entre otros
factores, a los agravios que se cometieron contra Cataluña (campañas,
Estatut, etc.) con el fin de conseguir votos por parte de los partidos
españolistas fuera de Cataluña.
Foto de Carlos Garfella sobre lo que en primer plano debería preocuparnos
El espacio de juego está fijado
en ese recinto binario. Para unos “o con nosotros (“España”, oé, oé) o
con los independentistas” que quieren romper la sagrada unidad de la
patria; para otros, “o con la amnistía y la independencia, o con los
represores y el españolismo rancio”. Y en ese peligroso juego (esperable
del trío de Colón) se ha metido de lleno Pedro Sánchez, con el lema y
con las declaraciones sobre la sentencia, con las que ha querido dejar
sin capacidad de crítica y robar el espacio político a PP y C,s. Es una
deriva peligrosa porque así, el cliente de Iván Redondo se deja conducir
hacia el lodazal en el que estos dos partidos llevan chapoteando con el
asunto catalán desde hace años, provocando el crecimiento del
independentismo. Decir que el acatamiento de la sentencia implica “el
íntegro cumplimiento de las penas” no solo supone un peligroso
desconocimiento de un presidente del marco jurídico que tenemos, sino,
lo que es peor y más dañino, echar gasolina en el incendio que hay en
Cataluña y provocar aún más desafección de la que advertía Montilla (del
PSC).
Seguir por ese camino es una garantía de que el
distanciamiento de los catalanes con el resto de España irá aumentando, y
también un error político de bulto. Tener mártires siempre ha
favorecido el victimismo, muy rentable para lograr determinados
objetivos; alimentar esa vía dejará sin espacio el camino del
reencuentro y, por tanto, sin otra solución que la ruptura. Votar la
opción del “España, oé, oé” o la del “independencia oé, oé” irá bien a
quienes pretenden que no se hable de los problemas laborales,
económicos, de desempleo, educativos, de impuestos, de alquileres, de
miseria, de pensiones, de salud, de desahucios, etc., pero muy mal al
resto de la ciudadanía y del futuro de la “patria”. Y, si lo hacemos,
seremos responsables de lo que nos pase y de lo que suceda en este país
en el porvenir. Confío, por nuestro futuro, que no sea así.
DdA, XV/4309
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