martes, 15 de octubre de 2019

EL ASESINATO DEL ALCALDE REPUBLICANO DE VILLAVEZA DEL AGUA (ZAMORA)

Me hubiera gustado rescatar para la ocasión la recensión que hice hace muchos años de un libro de Alejandro Lerroux (1864-1949), el nefasto líder del Partido Republicano Radical, en el que glosaba algunos pasajes de las memorias de su niñez. Lo digo porque, gracias al Foro por la Memoria de Zamora y a mi frecuente tránsito por la localidad de Villaveza del Agua cuando no existía autovía, hoy tiene algún sentido reconsiderar las observaciones que durante la lectura de ese libro hice acerca del pueblo. Entre ellas no podían faltar las propias de una vida agrícola y ganadera muy intensas y las variaciones que podía haber experimentado la aldea desde que el pequeño Alejandro hacía de monaguillo en los años setenta del siglo XIX, con su tío el cura como oficiante. Sabido es que Lerroux se presentó en la política española de principios del XX como un auténtico comecuras y un no menos furibundo demagogo. Villaveza del Agua ofrece un aspecto apagado, triste y polvoriento cuando se pasa por la localidad a través de la antigua carretera nacional que lo comunica con la vecina ciudad de Benavente. Traigo hoy a colación su nombre porque Villaveza también tuvo un alcalde republicano que fue asesinado por los militares sublevados, como tantas tras localidades del país. Se llamaba Eleuterio Román García y tenía 58 años cuando "fue hallado muerto" . Su memoria merece ser nombrada, contra el olvido de quienes pretendieron enterrar su nombre y su ideal.- Lazarillo


El 21 de octubre de 1936 compareció ante un consejo de guerra Eleuterio Román García, jornalero de 58 años, viudo de Petronila González García, sin hijos. Había sido alcalde de Villaveza del Agua entre 1932 y 1934, y su detención se produjo tras ser denunciado porque “con motibo (sic) de la incorporación a filas de los mozos de Villaveza del Agua les dijo «Que no se había visto nunca llamasen dos quintas y que si tenían que hacer fuego apuntasen alto para no dar a los marxistas»”.
El tribunal militar, formado por Fructuoso Toledo, Isidro Seisdedos, Maximino del Barrio, Juan Seisdedos, Luis García Calvo, A. Martín y Félix Fernández, estimó que los hechos juzgados eran constitutivos de delito de adhesión a la rebelión militar, “siendo de tener en cuenta la escasa trascendencia que tuvo el hecho”, por lo que impuso a Eleuterio Román la pena de veinte años y un día de reclusión mayor, con la accesoria de interdicción civil e inhabilitación absoluta durante la condena.


La maquinaria burocrática derivó el asunto a la Comisión de Incautación de bienes para proceder al embargo de las propiedades del condenado, en aplicación del decreto 108/1936, de 13 de septiembre, de la Junta de Defensa Nacional. Sin embargo, cuando el instructor del expediente, el alférez de la guardia civil de Benavente Manuel Galende Fernández, solicitó antecedentes para la tramitación, la dirección de la cárcel provincial le informó que el encausado no se hallaba en aquel establecimiento, pues el 14 de diciembre del mismo año el gobernador civil de la provincia, teniente coronel Raimundo Hernández Comes, ordenó que Eleuterio fuera entregado a Segundo Viloria Gómez Vilaboa, miembro de las milicias de Falange, “para su conducción a la Prisión de Bermillo”, por lo que ignoraba “su situación y paradero”. A su vez, el director de dicha prisión de partido informó que Eleuterio nunca había llegado a ingresar en Bermillo.
Finalmente, en una muestra de la absoluta arbitrariedad y falta de garantías de la justicia militar en la retaguardia zamorana de 1936, el juez responsable del Registro Civil de Zamora certificó que el mismo 14 de diciembre de 1936 se inscribió la defunción de Eleuterio Román García, con la causa de fallecimiento en blanco, tras haber sido “hallado muerto” y enterrado en el cementerio de Zamora.

                           DdA, XV/4.306                     

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