Félix Población
Escribíamos en este mismo diario en el mes de mayo de este año: "Nel
Cañedo se dedica a elaborar en la localidad que lo nombra uno de los
grandes queso asturianos, el Gamonéu, de obligada degustación previa
adquisición sin fraude, en una majada que lleva por nombre Soñín. Cañedo
se acaba de hacer muy popular gracias a su sentido común, la forma de
expresarlo y el contenido de su mensaje en vídeo a modo de réplica a la
noticia publicada en el diario La Nueva España sobre un hotel rural en la localidad asturiana de Soto de Cangas.
Indispensable escucharlo.
Él lo cuenta así: "Al lado de su hotelito rural [en referencia al
propietario del mismo que denunció la circunstancia] había un gallinero
con unos gallos. Y claro, los gallos cantan. Kikiriki, kikiriki. Son el
despertador de la naturaleza.
Y a los inquilinos del hotelito rural les molestaba el canto de los
gallos porque cantaban a horas intempestivas. ¿Horas intempestivas qué
horas son, majos? Porque una hora intempestiva para mí son las tres de
la mañana, cuando los inquilinos de la casa rural están en el jardincito
chunda-chunda... Que un pollo cante a las seis es lo normal. ¿Para qué
venís a un pueblo a hacer turismo rural?".
Es lo que comenta Nel, licenciado en Historia, indignado también con la noticia publicada en el diario La Nueva España
porque cree, y la naturaleza lo asiste, que un juez no debería obligar a
cerrar un gallinero porque haya gallos en el corral, dado que lo normal
es que haya gallos en los pueblos. El pastor de Gamoneu no deja sin la
correspondiente admonición al propietario del hotel rural: "Tú
tienes un hotel rural. Lo rural, en contraposición con lo urbano, tiene
unas características determinadas. Y entre ellas, que en los pueblos hay
gallos, y vacas. Y lo normal es que los gallos canten, las vacas caguen
y los tractores hagan ruido. Lo que tienes que hacer es invertir y
poner ventanas aislantes, y entonces no habrá problemas con el ruido".
He
transcrito las palabras de Nel en castellano, pero hay un detalle que
no les pasará inadvertido a los que escuchan el vídeo y por lo que
posiblemente se ha hecho viral: Lo que da fuerza, acento y singularidad a
lo que el pastor comenta es la forma en que lo hace, utilizando
expresiones propias del asturiano que refuerzan la idiosincrasia e
indignación de su mensaje, hasta el punto de que éste no sería el mismo
sin el uso de esas expresiones, ni tampoco habría tenido tanta circulación por las redes.
En
cuanto a la defensa del pastor del canto y libre albedrío canoro de los
gallos en la naturaleza campesina, nada que objetar: Así ha sido y es
desde que el campo es nuestra despensa, según leemos en el anónimo Cantar de Mio Cid, cuando el protagonista llega al convento de San Pedro de Cardeña, en donde está doña Jimena:
Apriesa cantan los gallos e quieren quebrar albores
Cuando llego a san Pero el buen Campeador
El Abad don Sancho cristiano del Criador
rezaba los matines a vuelta de los albores
Y estaba doña Ximena con cinco dueñas de pro
rogando a san Pero e al Criador
Tu que a todos guias vala mio Çid el Campeador.
Estoy
deseando subir a conocer a Nel Cañedo Saavedra cuando vuelva por
Asturias porque, con esa filosofía y ese talante, es muy posible que su
queso gamonéu sea de toda confianza.
Hoy (6 de septiembre) leemos lo que sigue en el diario El País:
"El gallo Maurice puede cantar victoria.
Todo lo fuerte que quiera. A la hora que le dé la gana. Un juez ha
rechazado este jueves la demanda de unos vecinos de la turística isla
francesa de Oléron que acusaban al animal de despertarlos al alba con su
canto matutino. El caso, que quedó listo para sentencia en julio y
había generado una gran expectación en Francia y buena parte del mundo,
se ha convertido en un símbolo del choque entre el mundo rural
tradicional y los visitantes ocasionales urbanos que dicen acudir al
campo para buscar la paz de la naturaleza, pero que en ocasiones no
soportan los ruidos de los animales.
“No tengo palabras. Ganamos. Es una victoria para toda la gente en mi misma situación. Espero que sirva de jurisprudencia”, dijo la dueña del gallo, Corinne Fesseau, a la agencia France Presse al salir del tribunal. Maurice no la acompañaba, como tampoco lo hizo el día del juicio, el 4 de julio. Sí se plantaron entonces en la sala del tribunal Attila, Jean-René y Casanova, otros gallos que, junto con sus dueños, quisieron manifestar su solidaridad con un caso que va más allá del canto de una solitaria ave en una isla: en España, esta primavera, se convirtió en viral el vídeo de un ganadero asturiano que criticaba el cierre de un gallinero porque a los “inquilinos de un hotelito rural” cercano les “molestaba el despertador de la naturaleza (…) porque los pitos cantaban a horas intempestivas”. Finalmente, se supo que el gallinero había sido cerrado por falta de licencia. Pero el caso se convirtió en otro símbolo de ese choque entre la ciudad y el campo".
“No tengo palabras. Ganamos. Es una victoria para toda la gente en mi misma situación. Espero que sirva de jurisprudencia”, dijo la dueña del gallo, Corinne Fesseau, a la agencia France Presse al salir del tribunal. Maurice no la acompañaba, como tampoco lo hizo el día del juicio, el 4 de julio. Sí se plantaron entonces en la sala del tribunal Attila, Jean-René y Casanova, otros gallos que, junto con sus dueños, quisieron manifestar su solidaridad con un caso que va más allá del canto de una solitaria ave en una isla: en España, esta primavera, se convirtió en viral el vídeo de un ganadero asturiano que criticaba el cierre de un gallinero porque a los “inquilinos de un hotelito rural” cercano les “molestaba el despertador de la naturaleza (…) porque los pitos cantaban a horas intempestivas”. Finalmente, se supo que el gallinero había sido cerrado por falta de licencia. Pero el caso se convirtió en otro símbolo de ese choque entre la ciudad y el campo".
DdA, XV/4269
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