Joaquín Álvarez
Vesuvius despide a un centenar de trabajadores pese a anunciar
resultados récord.El convenio se firmó en mayo sin «un atisbo ni una
palabra con respecto a cierre o crisis».
Los fondos mineros, el dinero que llovió en Asturias gracias al Plan del Carbón, fue la millonaria liquidación con la que el Estado, a través del Gobierno del PP de José María Aznar, compensó a Asturias por el cierre definitivo y prolongado en el tiempo de la minería.
La negociación entre los sindicatos mineros (SOMA-UGT y CCOO) y el Gobierno central, con el Gobierno autonómico de comparsa, se prolongó eternamente y finalmente José Ángel Fernández Villa, al frente del sindicato socialista, y Francisco Álvarez-Cascos, en la vicepresidencia del Ejecutivo, firmaron aquel cheque por fin de actividad, que hacía pasar a la historia las minas y la legendaria combatividad de los mineros: 4.484 millones de euros. Cubrían el periodo entre 1998 y 2012. Villa y Cascos forjaron entonces una amistad que se mantiene.
Aquella millonada, gestionada por los propios sindicatos mineros y los Gobiernos español y asturiano, tendría que haber servido para la reindustrialización de las cuencas mineras y la sustitución del carbón por otras actividades productivas. Nada de ello se produjo. Las inversiones se dedicaron a infraestructuras y servicios, en gran parte perfectamente prescindibles, y a alimentar la corrupción. Ya se ve que la corrupción de comisiones ilegales acabo en sucios bolsillos, porque eso lo tendrán que investigar la Justicia y los medios tras el “Caso Villa”. Pero sí hay constatación evidente de otra corrupción no menos escandalosa: las millonarias subvenciones a empresas fantasmas que llegaron a las cuencas mineras asturianas solo a pillar las cuantiosas subvenciones de los fondos mineros. Y en esto los sindicatos no solo eran cómplices sino activos agentes, incluso colocando a sus parientes y afines en las empresas.
Los fondos mineros, el dinero que llovió en Asturias gracias al Plan del Carbón, fue la millonaria liquidación con la que el Estado, a través del Gobierno del PP de José María Aznar, compensó a Asturias por el cierre definitivo y prolongado en el tiempo de la minería.
La negociación entre los sindicatos mineros (SOMA-UGT y CCOO) y el Gobierno central, con el Gobierno autonómico de comparsa, se prolongó eternamente y finalmente José Ángel Fernández Villa, al frente del sindicato socialista, y Francisco Álvarez-Cascos, en la vicepresidencia del Ejecutivo, firmaron aquel cheque por fin de actividad, que hacía pasar a la historia las minas y la legendaria combatividad de los mineros: 4.484 millones de euros. Cubrían el periodo entre 1998 y 2012. Villa y Cascos forjaron entonces una amistad que se mantiene.
Aquella millonada, gestionada por los propios sindicatos mineros y los Gobiernos español y asturiano, tendría que haber servido para la reindustrialización de las cuencas mineras y la sustitución del carbón por otras actividades productivas. Nada de ello se produjo. Las inversiones se dedicaron a infraestructuras y servicios, en gran parte perfectamente prescindibles, y a alimentar la corrupción. Ya se ve que la corrupción de comisiones ilegales acabo en sucios bolsillos, porque eso lo tendrán que investigar la Justicia y los medios tras el “Caso Villa”. Pero sí hay constatación evidente de otra corrupción no menos escandalosa: las millonarias subvenciones a empresas fantasmas que llegaron a las cuencas mineras asturianas solo a pillar las cuantiosas subvenciones de los fondos mineros. Y en esto los sindicatos no solo eran cómplices sino activos agentes, incluso colocando a sus parientes y afines en las empresas.
Está es la alineación de la vergüenza: Adepavan, Alas Aluminium, Alfer,
Alucris, Aluminios de Teverga, CCOO, CSI, Diasa, Edinain, ETT, Fadasa,
Fondos Mineros, Foro Asturias, Francisco Álvarez-Cascos, Graciano Torre,
Grupo Talleres Asipo, Hunosa, IU, José Angel Fernández Villa, Jose
Antonio Postigo, José Maria Aznar, Mexa, PP, P$O€, Quercus, Rioglass,
Sadim, Sindicatos Mineros, Sdad.Regional de Promoción, Sodeco, Soma-UGT,
Venturo XXI, etc.
DdA, XV/4269
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