jueves, 1 de agosto de 2019

SÁNCHEZ SOLO QUIERE VENGARSE DE IGLESIAS POR EL REVOLCÓN HUMILLANTE QUE LE PROPINÓ EN EL CONGRESO

 Luis María Anson, incapaz de darse por retirado después de su larga vinculación con el diario ABC, que llegó a dirigir con acierto, y fundar La Razón con similar hechura, es desde hace años fundador y presidente de una cabecera de tanto prestigio histórico como El Imparcial, en donde publica a diario sus artículos. Después de su paso hace un par de semanas por La sexta noche, en donde afirmó que Sánchez no quería a Pablo Iglesias en su gobierno porque "se comería al líder del PSOE con patatas a las finas hierbas", era de esperar y leer como hemos hecho el artículo que sigue, publicado hoy en su periódico, en el que sostiene que Pedro Sánchez solo quiere vengarse de Iglesias y calcula, por eso, que tendremos elecciones en noviembre:



Luis María Anson

Días antes de la sesión de investidura, con el único propósito de presionar a Podemos, Pedro Sánchez aseguró que si no salía elegido, convocaría nuevas elecciones. Que no estaba dispuesto a presentarse de nuevo. Mintió. Ahora dice que no va a tirar la toalla, que “impedir la repetición de elecciones es una prioridad para él”. Y también miente, pues medio Gobierno trabaja ya en preparar esos nuevos comicios ante los insalvables obstáculos para salir victorioso del Hemiciclo en septiembre.

La maniobra ahora consiste en presionar a Podemos hasta la extenuación para impedir que Pablo Iglesias vuelva a vetarle. Quiere descuartizar la imagen del líder del partido morado y, de paso, doblarle el pulso. En esa operación a la desesperada, Pedro Sánchez comienza este mismo jueves contactos con representantes de "asociaciones feministas, ecologistas, agentes sociales" y "agrupaciones del tercer sector" para elaborar una "propuesta abierta" que presentará a Podemos para buscar un acuerdo programático, no de coalición.

Tras seis días de silencio tras su investidura fallida, Sánchez ha explicado en una carta a la militancia del PSOE su compromiso de intentar la formación de Gobierno y asegura que impedir la repetición electoral es una "prioridad absoluta" para él. Alardeando de hacer un gran esfuerzo ha escrito que “no vamos a tirar la toalla y en ese camino me implicaré personalmente y de forma decidida durante las próximas semanas por convicción y por responsabilidad".

Sánchez, como vienen anunciando Carmen Calvo y Cristina Narbona, apuesta por un “acuerdo que siga el modelo de Portugal, donde gobiernan los partidos socialdemócratas con apoyos externos de otras fuerzas que garantizan la estabilidad y el cumplimiento del programa”.

Y como no podía ser menos, Sánchez reclama de paso la abstención del PP y Ciudadanos, aunque, al fin, parecen ser conscientes que esa posibilidad nunca existió. Pero el presidente cree que una colleja a Casado y a Rivera nunca está de más y “al margen de estas conversaciones con supuestos representantes de la sociedad civil, la intención del presidente en funciones es llamar en los próximos días a los líderes de los principales partidos y mantener con ellos contactos discretos para tantear las posibilidades de un intento de investidura”.

Aunque por mucha carta que haya enviado Pedro Sánchez a la militancia socialista, el entero Gobierno es consciente de que si Pablo Iglesias no cede a la presión, Sánchez no saldrá elegido. Como ha reconocido Isabel Celaá, “si no hay agua en la piscina, no merece pasar por una investidura”. Y ahí anda Sánchez buscando agua en el desierto. Porque va aviado si piensa que esas asociaciones ecologistas y feministas, que nadie sabe de dónde salen, y la “autoridad” del pobre Garzón van a convencer a Pablo Iglesias. De momento, Pablo Echenique ya ha contestado que es posible el acuerdo y pone como ejemplo el pacto alcanzado en Aragón, que ha permitido este miércoles el gobierno de coalición entre el PSOE y Podemos que hará presidente a Javier Lambán.

Si de verdad, Pedro Sánchez quiere el apoyo de Podemos solo tiene que llamarle, sentarse y ponerse de acuerdo. Los de las asociaciones ecologistas, feministas y zarandajas varias es solo un intento más de cuartear el liderazgo de Pablo Iglesias culpándole de impedir un Gobierno progresista. De destrozar su imagen. Porque Pedro Sánchez todavía no ha digerido ser tumbado en el Hemiciclo, donde creía que iba a salir a hombros y, menos aún, el revolcón humillante que le propinó Pablo Iglesias. Por eso, lo que quiere el presidente en funciones es gobernar en solitario y sin cortapisas o repetir elecciones. Y con 123 escaños solo puede hacer lo segundo.


                 DdA, XV/4236            

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