Lazarillo
A la empresa municipal de autobuses de Gijón (Emtusa) le parece demasiado cruda la campaña antitaurina que pretendían desplegar en esos vehículos las asociaciones antitaurinas de aquella villa, pero no ha puesto reparo a igual campaña desarrollada en sentido contrario por quienes están a favor de que se sigan celebrando en el coso de El Bibio gijonés la habituales corridas de las fiestas de agosto. En el cartel que lucen los autocares municipales se podrá ver, en este segundo caso, a un toro erguido en cuyo lomo lleva estampadas unas pincelaldas de pintura roja, con el Elogio del horizonte el fondo, escultura mayor de Eduardo Chillida identificada con la marca de la ciudad. Las imágenes en contra de la tauromaquia muestran a un toro agonizando en la arena, ensangrentado y a punto de que le claven la puntilla que acabe finalmente con su tortura. Desde el ayuntamiento se le recomendó a Anadel (Asociación Nacional por Animales con Derechos y Libertades), diseñadora de este cartel, que se redujera el carácter explícito del mismo, algo que para la citada asociación equivalía a edulcorar la realidad de lo que ocurre en los ruedos. Sólo habrá, por lo tanto, propaganda pro taurina en los autobuses municipales gijoneses al haber sido rechazada la que mostraba la verdad y la barbarie del espectáculo. Ojalá Manuel Vicent tome nota de este apisodio para una de sus columnas en el diario El País.
DdA, XV/4236
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