lunes, 5 de agosto de 2019

ERREJÓN, NIÑO MIMADO DE PRISA

Lazarillo

Hace unos días, mi estimado y admirado colega Ignacio Ramonet colgaba en las redes una conferencia pronunciada en La Sorbona de París por el señor Errejón. Aconsejo escucharla para ahondar, dentro de lo que cabe, en el discurso del ahijado político de Carmena. Hoy echo mano de lo que anota Jesús Moreno a propósito de las sucesivas entrevistas que el diario El País está publicando con don Íñigo como protagonista en los últimos quince días: tres. La primera, el 20 de julio, llevaba por titular Hablar de ropa, reta la masculinidad de algunos; la segunda, el 2 de agosto, nos anunciaba que no pensaba dar el salto a la política nacional, y en la tercera -con la misma entrevistadora, hoy, tres días después- asegura que él sí habría aceptado la oferta de Pedro Sánchez, titular obvio donde los haya porque para eso está donde está o estará el señor Errejón con su Más España, Más País o lo que le pinten (¿Cobran por cierto el sueldo íntegro los diputados de Más Madrid en la asamblea autonómica o mantienen como en Podemos los tres salario mínimos acordados?). Tres interviús en quince días y dos en tres, ¿hay quien de más? Dado que en torno a las dos últimas fue noticia que Podemos e Izquierda Unida denunciaran a 28 responsables de la Operación Chamartín, aprobada por el actual ayuntamiento de Madrid con el voto favorable del partido de don Íñigo, debería haber preguntado la periodista acerca de la misma, pero no, se ve que eso queda lejos de Más Madrid, anota con perspicacia Moreno, y le pilla más cerca la formación del gobierno de España.

PS. Para quien tenga memoria, esto es la 2° Parte de la Operación Nueva Izquierda. No hago valoraciones morales las cuales, por otro lado, suelen ser ociosas en política.
Si tengo que hablar de su planteamiento como politólogo, Errejòn me parece una suerte de vulgarización discursivista del neogramcismo de Laclau, que acaba pareciéndose mucho a la teoría liberal de la política representativa. La dinámica social reducida a un juego de discursos a través de los que se construyen identidades sociales mediante la agregación de demandas a través de la movilización de significantes, pero donde las estructuras socioeconómicas o los procesos geopolíticos parecen quedar completamente abstraídos. Ovidio Rozada

                DdA, XV/4239                      

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