viernes, 2 de agosto de 2019

DISPARAR CONTRA LOS MUERTOS

La imagen puede contener: flor, planta y exterior Lazarillo

Comparte este Lazarillo el breve texto que mi estimada Remedios Palomo anota a modo de comentario -por dolerle personal y familiarmente el hecho-, a propósito de los energúmenos que entre sus ocios y entretenimientos figura el que acaso responda al fatídido historial de este país: sus cuatro guerras inciviles, afincadas probablemente hasta la entraña en el instinto incivil de ciertos sujetos.  ¿Por qué perdura el odio con tan retrospectivo alcance y tan cainita proceder? Dice Remedios:

Los pistoleros falangistas que mataron y dejaron tirados por bancales y cunetas a tantos republicanos y republicanas no dejaron rastro. Los verdugos protegieron su anonimato; en la escritura de la historia de la Segunda República están los nombres de las víctimas, no los de sus verdugos. El pasado fin de semana el monolito de la carretera de Arenas de San Pedro, nuestro monolito, sufrió un nuevo atentado de verduguines agazapados. Afortunadamente este ataque conservará su huella porque los sutiles y bien adiestrados asesinillos han disparado al monolito. A la vista quedarán para siempre sus disparos.
Disparar es algo que yo no haré nunca, ni entrar a trapos de vengadores justicieros amamantados con odio. Hace algunos meses que decidí no negociar mis sentimientos con ningún asesino de vida y libertad. Mientras algunas instalamos monolitos en honor de hombres y mujeres comprometidos con la libertad y la justicia, lo que equivale a decir con la República, otros disparan a los muertos.


DdA, XV/4237

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