Señor Pedro Sánchez:
En la entrevista de ayer con Antonio Ferreras insistió usted en los aspectos que considera claves para explicar la imposibilidad de acuerdo con Unidas Podemos. Y son argumentos, los suyos, que me han generado «intensas» dudas:
1. Ha dicho usted que el escollo para el acuerdo es la pretensión del señor Iglesias de entrar en el gobierno, lo cual no es aconsejable, según usted, porque entre ustedes «existen diferencias sustanciales en cuestiones de Estado». Y, al tiempo, ha dicho usted que le ofreció incluir ministros de Unidas Podemos en el gobierno. ¿Quiere eso decir, señor Sánchez, que tiene usted diferencias de Estado con Iglesias pero no con su partido? ¿Pretende usted decirnos que el secretario general de un partido, por ejemplo usted, tiene una posición política en cuestiones de Estado distintas de su partido, por ejemplo el PSOE? ¿No cree usted, señor Sánchez, que decir o sugerir tamaño desvarío puede ser considerado por cualquier oyente mínimamente sagaz como una «estupidez»? ¿No se ha dado cuenta de que cuando uno pretende explicar lo inexplicable cae muy frecuentemente en «estupideces»?
2. Ha dicho usted que la consulta de Iglesias es falsa porque no incluye su última propuesta. Pues bien, señor Sánchez, si esos ministros que usted dice que incluirá en el gobierno los elige Unidas Podemos ciertamente tendría razón, pero entonces caería usted en la «estupidez» arriba señalada o habría que responder y aclarar otras preguntas: ¿Quién le metió en la cabeza la «estupidez» de que Irene Montero, Alberto Garzón o Juan Carlos Monedero sí podrían estar en el Consejo de ministros (ya que son personas muy preparadas y Unidas Podemos podría decidir que ellos los presentaran) pero Pablo Iglesias no? ¿Qué intención espuria estaría detrás de esa decisión suya?
Claro que usted dirá (como dijo en otros ámbitos pero el entrevistador, tan agudo para otras cosas no le pidió que lo aclarase allí) que se trata ministros técnicos cuyo perfil hay que decidir conjuntamente, lo que supone tanto como decir que es usted quien da el visto bueno porque es al presidente a quien corresponde la formación de gobierno. Pues bien, señor Sánchez, siendo así, ¿no está clarísimamente incluida esa propuesta en el punto número 2 de la consulta? ¿O quizá pretende usted decidir los términos de la consulta de una fuerza política que no es la suya?.
3. Ha dicho usted en la entrevista, señor Sánchez, que quiere un vicepresidente que defienda la democracia y por eso no puede poner a Iglesias. ¿No se le ha ido a usted la mano, es decir, la boca, al sugerir que Pablo Iglesias no defiende la democracia? ¿No contradice eso sus propias palabras en entrevistas previas sobre el papel del señor Iglesias en favor de moción de censura y en la negociación de los presupuestos? ¿Tenemos que entender lo de ahora como una «estupidez» que a uno se le escapa cuando pretende justificar algo difícil de justificar o incluso cuando uno tiene que justificar algo en lo que uno no cree pero le han obligado a hacerlo?
Señor Sánchez, en la entrevista se notaba perfectamente que repetía argumentos aprendidos y no sentidos, como si se viera usted obligado a defender algo ajeno, bien aprendido pero sin convicción, algo que contrastaba claramente con sus valoraciones anteriores sobre el señor Iglesias, con lo cual producía usted la desagradable sensación de quien no hablaba desde sí mismo. ¿No le sería más rentable, política y personalmente, señor Sánchez, mantener la coherencia con la que usted ganó la segunda vez la secretaría general de su partido?, ¿Está usted seguro de que en el futuro no se arrepentirá de las «estupideces» que se vio obligado a decir y hacer para justificar que no quiere o no le dejan pactar un gobierno con Unidas Podemos?
No me contesté ahora, señor Sánchez. Hágalo cuando tenga un mínimo de libertad para hacerlo. Entretanto, le deseo que duerma usted bien.
DdA, XV/4232
No hay comentarios:
Publicar un comentario