Félix Población
A
medida que pasan los días y se aproxima la primera sesión para la
investidura de Pedro Sánchez, se tiene la sensación de que no la habrá,
sobre todo después de la entrevista concedida por el presidente del
gobierno en funciones al periodista Ferreras en La Sexta. No quiero
destacar aquí las incoherencias, contradicciones y falacias con las que
va sembrando la glosas de sus reuniones con Pablo Iglesias el señor
Sánchez. A un fisonomista le valdría evaluar la expresión de su cara a
medida que expone sus criterios a modo de mudanzas.
Hay algo en la interviú de ayer, sin embargo, que no se puede pasar por
alto y que demanda una rectificación en toda regla como la requerida por
Irene Montero. Es de todo punto inadmisible que Pedro Sánchez, a la
hora de buscar argumentos para no admitir a Pablo Iglesias en un
gobierno de coalición, sostenga que el líder de Podemos no defiende la
democracia.
Semejante manifestación, dirigida a quien repesenta como secretario general al partido identificado por Sánchez como socio preferente para investirle como presidente y formar gobierno, es seguro que no figura en ningún capítulo - por raro que sea- de la historia del parlamentarismo. Tamaño demasía en la descalificación no ha sido comentada con la atención requerida en los medios, sin duda por ser en su mayoría manifiestamente proclives al líder psoista, pero únicamente se puede concebir en un presidenciable que puede contar para ser investido con otros socios, algo que por el momento no se da.
Como Sánchez, hasta ahora, no ha mostrado la más mínima señal de
rectificar y/o pedir disculpas a Pablo Iglesias, sin considerar que
negando al líder de Podemos su condición de defensor de la democracia se
la ha negado a casi cuatro millones de votantes, creo que las bases del
partido morado han acertado de pleno con su voto, ejerciendo la
democracia de la que carecen los militantes del PSOE para el mismo
menester.
Militantes, los del Partido Socialista, que un día repusieron a Sánchez en la secretaría general para llegar hasta donde ahora está, gracias también a la moción de censura contra Rajoy apoyada por Unidas Podemos. En defensa, todo ello, en defensa de la democracia y contra la corrupción del Partido Popular.
DdA, XV/4232
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