martes, 2 de julio de 2019

POR UNA CASA/MUSEO ROSARIO ACUÑA COMO CENTRO DOCUMENTAL FEMINISTA

Félix Población
 
Comparto con gusto con mi estimado editor Macrino Férnandez Riera, estudioso de la vida y obra de la escritora librepensadora Rosario Acuña (1850-1923), la interesante idea que hoy expone en un artículo publicado en el diario La Nueva España, a cuatro años de que se conmemore el centenario de la muerte de Acuña (2023), que en los primeros años años del pasado siglo eligió la ciudad de Gijón para vivir y morir. Macrino señala el preocupante retorno al olvido -en el que estuvo durante toda la dictadura franquista- de la que fuera solitaria casa de la escritora, en El Cervigón, para que la nueva corporación gijonesa -que terminará su ejercicio en ese año- tenga en proyecto la posible inauguración de una casa-museo en la que se instale un archivo del movimiento obrero y/o feminista, habida cuenta la implicación de Acuña en la lucha por los derechos de la mujer, en la que fue pionera. Hago desde aquí, en este sentido, una sugerencia a mi estimada amiga la escritora feminista Lidia Falcón -cuya abuela materna Regina de Lamo fue amiga de Acuña-, por si pudiera interesarle contactar en este sentido con el Ayuntamiento de Gijón -caso de que esa casa-museo como centro documental feminista fuera posible- para valorar y llenar de contenido documental ese magnífico proyecto.
Léase mi artículo en Público: Memoria del olvido.
Dice Macrino:

Señoras concejalas, señores concejales, esta es la mujer de cuya muerte se
cumplirán cien años en 2023. Su valioso testimonio vital forma parte ya del
patrimonio colectivo, del patrimonio de la ciudad, y este centenario puede ser
ocasión propicia para darle una mayor visibilidad. Sería deseable que la
corporación municipal tome la iniciativa en este asunto y prepare como se
merece el importante evento que el calendario ha puesto en sus manos. Sería
una buena forma de recuperar el protagonismo que en este tema tuvo el
Ayuntamiento de Gijón tiempo atrás. A finales de los ochenta compró la que
había sido su casa en, unos años más tarde tomó el acuerdo de denominar Paseo de Rosario Acuña  al tramo que va del sanatorio Marítimo a la carretera
de la Provincia: se notaba entonces cierta sensibilidad hacia la figura de esta
ilustre vecina. En los últimos años parece que la desmemoria ha vuelto a hacer
de las suyas. Así, mientras su nombre recupera protagonismo en otros lugares
(en 2015 un centro municipal en Pinto; hace unos meses, otro en Madrid, en el
mismo edificio en el que estuviera ubicado el colegio con su nombre que fue
inaugurado por el presidente de la República el 11 de febrero de 1933; hace
tan solo unas semanas recuperó su espacio en el callejero de Tarrasa), aquí,
en la ciudad en la que ella quiso permanecer para siempre, parece
desvanecerse el impulso de otro tiempo. Para ejemplo, ahí tenemos su calle y
su casa. Pocas son las personas que hoy conocen la existencia de tal paseo,
pues no habiendo ningún cartel, ninguna placa que así lo informe, la mayoría
camina por él sin saberlo. En cuanto a la que fuera su vivienda en El Cervigón,
ya di cuenta, en un escrito publicado hace unos meses en LA NUEVA
ESPAÑA, de su preocupante retorno al olvido. La casa, que fue comprada por
el Ayuntamiento en los años ochenta, que quiso ser un albergue juvenil y
terminó siendo la sede de una escuela taller, se ha convertido en un edificio
que lleva demasiado tiempo sin uso conocido. Para evitar que siguiera siendo
un edificio entregado a los avatares del tiempo, un punto que se divisa en el
litoral, un mojón de referencia, un topónimo más en la costa gijonesa, me atreví a plantear una propuesta en el escrito: que se convirtiese en una casa museo,un lugar en el cual, además de dar a conocer su valioso testimonio vital, se ubicara un centro de documentación del movimiento obrero y/o del movimiento feminista, tan cercanos ambos al discurrir de sus días.

                        DdA, XV/4215                     

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