Manuel Goti del Sol
Estos días se está dando mucha difusión a las declaraciones de un chico
que jugó en el filial del Sporting y que preside un equipo que pretende
aglutinar a aquellos que consideran que nuestro planeta es plano. "Nunca
he sentido que la Tierra se mueva", ha manifestado este pensador de la
supuesta cosmología alternativa.
Esas palabras me han recordado un chascarrillo que se comenta entre los miembros de mi familia política, referente a un innovador de la física que residía en Doiras, el cual hace sesenta años manifestó públicamente que "llevaba toda su vida mirando para el Pico el Cuco y nunca se había movido del sitio", haciendo referencia a la falacia del movimiento terrestre. Como se ve, las elucubraciones terraplanistas cuentan con toda una tradición de sabios seguidores de esa ciencia.
También se me viene a la cabeza una norma que regía en mis tiempos infantiles, cuando se jugaba al fútbol en terrenos improvisados y no siempre con las mejores garantías. Se trataba de la Ley de la Caleya, que consistía en que si el balón llegaba a terrenos poco accesibles, "el que la tira va por ella". Pienso en un partido que se celebre en alguno de los hipotéticos límites de esa inmensa planicie y las dificultades de aplicar esa antigua ley si la bola se precipita por el borde.
Esas palabras me han recordado un chascarrillo que se comenta entre los miembros de mi familia política, referente a un innovador de la física que residía en Doiras, el cual hace sesenta años manifestó públicamente que "llevaba toda su vida mirando para el Pico el Cuco y nunca se había movido del sitio", haciendo referencia a la falacia del movimiento terrestre. Como se ve, las elucubraciones terraplanistas cuentan con toda una tradición de sabios seguidores de esa ciencia.
También se me viene a la cabeza una norma que regía en mis tiempos infantiles, cuando se jugaba al fútbol en terrenos improvisados y no siempre con las mejores garantías. Se trataba de la Ley de la Caleya, que consistía en que si el balón llegaba a terrenos poco accesibles, "el que la tira va por ella". Pienso en un partido que se celebre en alguno de los hipotéticos límites de esa inmensa planicie y las dificultades de aplicar esa antigua ley si la bola se precipita por el borde.
DdA, XV/4216
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