domingo, 14 de julio de 2019

A PROPÓSITO DEL HOMENAJE A LOS 14 FUSILADOS DE ARGAMASILLA DE CALATRAVA

Lazarillo

Hace ochenta años, finalizada ya la Guerra Incivil, fueron fusilados ante las tapias de la huerta El Nogal, en la localidad de Argamasilla de Catalatrava (Ciudad Real), la mayoría de los integrantes del Comité de Defensa de la República. Se trataba de catorce vecinos de diferentes tendencias políticas, comprometidos con el régimen del 14 de abril de 1931 en su lucha contra el fascismo. Fueron maniatados, maltratados y ejecutados para ser después enterrados en una fosa común del cementerio civil. 

Unas obras en ese lugar, en torno a 1978, en las que se derribaron los muros divisorios de esa parte del cementerio, propiciaron que algunos familiares de esas víctimas de la dictadura reclamasen al Ayuntamiento su digna inhumación. Se abrió por lo tanto la fosa, bajo la supervisión del médico de la localidad y el concejal José Luis Rodríguez Daimiel, y fueron enterrados en los nichos de sus respectivos familiares los restos de tres de los ejecutados: Emilio Luna Arias, Emilio Maestre Espinosa y Fermín Ortega Gavilán. Junto a la fosa, inhumados en un mismo nicho, se encuentran desde entonces los restos de Antonio Nevado Moreno, Juan Martín Fernández, Fernando Moreno Valiente y Valentín Ferrero Miranda. Los otros siete que continúan en la fosa común son: Felipe Cañadas Escobar, Leonardo Cañadas Escobar, Socorro García Racionero, Rafael López Ortiz, Felipe Martín Maldonado, Isabelo Segura Maestre y Dionisio Soriano Muñoz. 

Cabe preguntarse y cavilar por lo ocurrido en este país para que en 1978 se pudieran hacer esas dignas reinhumaciones -en esa provincia y en otras-, en reparación y homenaje a las víctimas del franquismo, y sigamos teniendo al día de hoy -más de cuarenta años después- esa vergonzosa deuda con miles de fosas sin nombre.

                 DdA, XV/4226             

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