sábado, 15 de junio de 2019

UNA PLACA PARA ARTURO RUIZ CUANDO LA ULTRADERECHA DECIDE LA ALCALDÍA DE MADRID


Félix Población

Recuerdo muy bien ese asesinato porque el de los abogados de la calle de Atocha, al día siguiente, hizo que el de Arturo Ruiz el 23 de enero de 1997 apenas tuviera significación mediática en aquellos azarosos y conflictivos años de la primera Transición. Es conveniente reinsistir en que la Transición no fue idílica en este país y que el número de muertes en atentados de uno u otro signo llegó e incluso superó (según algunos autores) las 500 personas. 

En estos últimos días de la legislatura de Carmena al frente del Ayuntamiento de Madrid se ha logrado, al fin, colocar una placa en las inmediaciones del lugar en el que fue asesinado Arturo, un joven estudiante granadino de 19 años. Es de recordar que nunca se detuvo al autor del atentado, que huyó con la ayuda de miembros de fuerzas de seguridad y nunca ha sido localizado. El caso fue declarado prescrito en 2003, ante la indignación -se supone- de la familia de Ruiz, a la que  nunca se le han rendido los honores y consideraciones de las que gozan otras víctimas y asociaciones de víctimas de terrorismo. 

El crimen tuvo lugar entre las calles Silva y Estrella de la capital del Estado y creo haber visitado esa esquina con motivo de algún acto en recuerdo de la víctima. Si es deplorable que en su día ese crimen haya quedado impune, como ocurrió con otros cometidos por la ultraderecha en la España de aquellos años, también lo es que hayan tenido que pasar más de cuarenta años para esa mínima recordación y homenaje al estudiante asesinado. 

Se ha conseguido in extremis gracias a un Ayuntamiento que ha roto la sucesión de alcaldes y alcaldesas de la derecha que se han venido turnando en los últimos decenios. Con todo, no ha podido ser en el lugar preciso, sino en la plaza Santa María de Soledad Torres Acosta, porque los dos edificios del lugar exacto del crimen -leo- no han colaborado. También se dice en la información que el único lugar alto y visible para poner la placa era el respiradero de un aparcamiento público subterráneo.  

Se ha dado la coincidencia, por lo tanto, de que  uno de los últimos actos de la alcaldesa Manuela Carmena que ha hecho posible la colocación de esa placa a ultimísima hora, coincida con el decisivo papel que ha tenido un partido de ultraderecha para conformar hoy un gobierno municipal  que nunca habría puesto esa placa a Arturo Ruiz. Tampoco se ha de olvidar el papel jugado para el cambio de gobierno en ese municipio por Manuela Carmena y su ahijado Errejón con la ruptura del partido que llevó a la primera a ser alcaldesa de Madrid.¿Por quė nadie le dice a esta parejita que haga autocrítica?


                       DdA, XV/4199                        

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