sábado, 15 de junio de 2019

POR DONDE SE PONE EL SOL ROJO CADA TARDE


Pako González

"(...) Lo puedes publicar pero cuando hayamos fallecido mi marido y yo, por aquí solo lo saben algunos vecinos de confianza. Nosotros sabíamos donde estaban enterrados porque Chano Tadeo nos los dijo, él estaba en la Brigada cuando lo sacaron de casa la noche del 9 de noviembre del 36. Mi padre era comunista y estaba en el partido desde hacía algunos años, trabajaba colocando tuberías por el norte de la isla, era un un hombre bueno, yo recordaré siempre sus besos de despedida cuando salía a trabajar de madrugada aunque estuviéramos dormidas, se acercaba despacito, no hacía ruido con sus alpargatas, yo algunas veces estabas despierta y mantenía los ojos cerrados, me gustaba aquel besito en la frente, su caricia en mi mejilla. Olía a tabaco negro, a tierra embarrada, a flores de lavanda salvajes. Sufrimos mucho cuando se lo llevaron para siempre, pero desde que nos enteramos donde lo habían asesinado y enterrado decidimos sacarlo algún día, no podíamos permitir que lo dejaran allí, sabíamos que los gobernantes actuales jamás nos dejarían sacar sus restos, estos son los hijos y nietos de los criminales, por eso jamás se hará justicia en Canarias con tantas miles de personas de bien asesinadas. Por eso nos organizamos mi marido, mi hija y yo para recuperarlo. Fue la noche del 5 de abril del 85, dejamos la furgoneta cerca del Cruce con la Presa de Acusa y nos echamos a caminar barranco abajo, llevábamos unas mochilas por si la Guardia Civil nos hubiera visto, para que se pensaran que eramos senderistas. No nos costó mucho encontrar la fosa, solo seguimos las indicaciones de Tadeo, los pinos centenarios estaban al lado del camino y a la derecha la Fuente de Trujillo. Cavamos la tierra con las picaretas y a menos de un metro aparecieron los huesos, creíamos que podía haber más camaradas pero solo estaba mi padre, allí vimos su esqueleto que estaba colocado boca abajo, yo reconocí su pitillera, los restos de su boina, me dio por acariciar su cabecita, por darle besos, tenía un agujero en la nuca del tiro que le dieron aquellas bestias del demonio, por un momento me olió a tabaco negro, a flores de lavanda, parecía que nos esperaba tras haber pasado tantos años allí sólito, perdido en el pinar en aquella tierra que tanto trabajó. Guardamos los restos en varias bolsas, los metimos en las mochilas y regresamos. Al día siguiente lo enterramos junto a los cuatro dragos que el mismo plantó, allí cerquita de la playa, por donde se pone el sol rojo cada tarde..."

Fragmento de la entrevista a Edelmira X el 8 de mayo de 1991 en el Puerto de las Nieves (Agaete).
Nota del autor: Aunque mi promesa fue publicarlo cuando falleciera esta entrañable pareja del norte de Gran Canaria, decidí esperar unos años, he optado por preservar su intimidad y no poner sus apellidos, así como tampoco el lugar exacto de la fosa.
Imagen: Ilustración de la exposición sobre la Memoria Histórica, obra de José Ramón Urtasun, que se exhibió en el Parlamento de Navarra.

DdA, XV/4199

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