martes, 21 de mayo de 2019

EL FILANTROCAPITALISMO DE INDITEX


Lazarillo

Ana María Valencia, Pilar Carrera y Eduardo Luque vienen publicando desde hace un par de número en El viejo topo un interesante artículo por capítulos en el que nos informan del filantrocapitalismo como máscara amable del capitalismo. En el mismo se nos habla de las fundaciones, de los incentivos fiscales de que disfrutan, de los beneficios económicos que obtienen, sus vínculos con el poder y las instituciones públicas, sus redes internacionales, el amparo de las nuevas reglas del capitalismo y su capacidad para influir en la opinión pública, de modo que estas organizaciones se están convirtiendo en una auténtica y gran araña negra. 

Una de esas fundaciones es la de Amancio Ortega, al que la revista Forbes le calcula una fortuna de 56.000 millones de euros, y que ha saltado a la campaña electoral en España como consecuencia de la donación que ese empresario ha hecho a la sanidad pública española, estimada en 300 millones de euros. La candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid por Podemos, Isabel Serra, ha dicho que nuestra sanidad pública no puede aceptar este tipo de donaciones mientras Inditex, la empresa de la que es propietario Ortega, eluda 600 millones de euros en impuestos en tres años. Un informe del grupo de Los Verdes Los Verdes/Alianza Libre Europea, presentado en el Parlamento Europeo en 2016, elevó a 585 millones de euros el ahorro en impuestos entre 2011 y 2014 de Inditex gracias a sus filiales en Holanda, Irlanda y Suiza, pero la compañía rechazó las acusaciones y sostuvo que el estudio (que firma el economista Marc Tataret, de la Universidad de Barcelona y vinculado a ERC) se equivoca “gravemente”.

Mientras el asunto ha sido cuestión de debate entre los partidos contendientes la campaña electoral, con la derecha defendiendo la caritativa donación del empresario gallego, nos llegan noticias de dos talleres de Inditex ubicados en Sao Paulo en los que inmigrantes ilegales trabajaban en condiciones de semiesclavitud. Informaciones del Ministerio de Trabajo de ese país aseguran que hasta 33 talleres subcobntratados por la firma gallega se encuentran en igual situación: hacinamientos, condiciones insalubres de trabajo y salarios de miseria.
   
Según reveló ayer la auditora fiscal del Ministerio de Trabajo Juliana Cassiano al diario O Globo, el de mayor tirada del país, la mayoría de los 15 inmigrantes bolivianos y peruanos liberados en los dos talleres de Sao Paulo carecían de documentació, había llegado al país a través de las redes de tráfico de seres humanos y trabajaban en pensoas condiciones. Todo ello en plano siglo XXI. Su jornada laboral era de hasta 16 horas diarias, hacinados con cinco menores de edad en un espacio minúsculo que servía a la vez de taller y vivienda, con un solo cuarto de baño sucio y sin agua caliente, "y todo para ganar 200 o 300 reales [entre 90 y 130 euros] y estar endeudados con las mafias, de modo que soportaban una doble esclavitud.

                         DdA, XV/4175                   

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