Ana Cuevas
La sobredosis de campaña electoral que asola pertinazmente el suelo
patrio nos brinda la oportunidad de descubrir algunos genios del humor
absurdo que emulan a Gila haciendo lo que pueden, las criaturas. Quizás
ellos y ellas ignoren su propio talento porque cuando sueltan sus
chorradas aparentan estar hablando muy en serio. Al estilo de Eugenio
pero sin whisky en la mano ni cigarrillo. Que una cosa es descojonarse
del personal en su cara y otra hacer exhibición de malos hábitos.
Los
candidatos y candidatas no compiten solo por un puñado de votos de la
conmocionada ciudadanía. Existe otra pugna soterrada para hacerse con el
trofeo a los argumentos más esperpénticos. Y la cosa está muy apretada
porque han aparecido en escena nuevos fichajes de la política
ultramontana que están saltando el listón que había dejado tan alto el
entrañable ex-presidente, Marianico "el recortador". ¡Ay Mariano!,
¡Quién nos iba a decir que echaríamos de menos tu enrevesada prosa!
De la mano del autor de : "Sí, algunas personas fueron fusiladas en la guerra. Pero sin odio, con amor" , Ortega-Smith
pormenoriza ahora las modificaciones físicas que nos están permitidas a
las mujeres para justificar su negativa al aborto. Como si se dirigiera
a una masa amorfa de hembras oligofrénicas y sumisas, detalla
minuciosamente lo que, a su criterio, podemos "retocar" en nuestra
fisiología.
Para que luego digan que los de VOX son machistas.
Su magnanimidad hacia las mujeres queda de manifiesto cuando este gran
poeta e ideólogo, admirador confeso de José Antonio Primo de Rivera,
afirma de que gozamos de muchas prebendas ya que somos libres de
cortarnos las uñas o el pelo o incluso de comer más o menos (dependerá
del salario) o hasta de ponernos descomunales tetas que puedan albergar
el reposo del guerrero.
Vale, abortar no nos dejan. ¿Pero qué
más queremos? Nadie nos niega el derecho a calzar las zapatillas a
nuestro maridito cuando llega a casa o a escoger el tipo de detergente y
fregona que nos guste más. E incluso a servirle a nuestro hombre de
felpudo o saco de boxeo para que descargue sus varoniles frustraciones
en nuestras costillas. ¿Violencia machista? Chorradas de feminazis que
llegan a suicidarse (este año ya he perdido la cuenta de las decenas) en
su cruzada de odio contra el macho.
Pero no solo de VOX,
vive el sarcasmo carpetovetón. Adelantando por la derecha, que mira que
es difícil, la pepera Díaz-Ayuso hace exhibición de prosapia
descacharrante dejándonos un reguero de perlas del que quiero destacar
una que me tocó la fibra:
"A mí, cuando empiezan a hablar de empleo basura, me parece que es ofensivo para la persona que está, a lo mejor, deseando tener ese empleo basura"
¡Diga usted que sí, doña Isabel! En este país hay millones de desempleados cuya máxima aspiración es encontrar un trabajo donde ser explotados, maltratados y, si se tercia, que tengan que pagar al empleador por ello. Nos gusta sufrir como perros sarnosos. ¡oh yeah!
Y algo de eso saben los tiburones de la patronal que, aunque oficialmente no se presentan a las elecciones, les gusta meter dentelladas cuando sienten amenazados sus trapicheos. ¿Que el gobierno quiere controlar las horas extras que no se pagan? Vale, pues descontaran cualquier pausa, incluido el bocadillo, que el trabajador efectúe durante su jornada.
No se crean que es nada nuevo. En una empresa de almacenaje de cítricos de Castellón algunas operarias llegaron a orinarse encima porque no se les concedía permiso para ir al baño. ¿No les escandaliza lo suficiente? Pues volvamos la vista hacia los EEUU , el emporio de las libertades que alberga los valores de don neoliberal-mal. En algunas factorías, las empleadas (porque casualmente suelen ser plantillas femeninas) son obligadas a usar pañales durante todo su horario de trabajo. ¡Un ambiente laboral de mierda! No cabe duda. Pero muy inspirador para esos que entienden la vida como un botín sangriento. Voracidad y diente.
No quiero ponerme intensa. Más bien al contrario. Solo el humor nos hará libres. Aunque sea un humor pésimo y chabacano que no tenga puñetera gracia como el de estos mendas. Prefiero un duelo a chistes malos que un tiroteo, llámenme floja. Morir de risa a ser fusilada con amor. Por lo que sea.
DdA, XV/4172
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