miércoles, 3 de abril de 2019

LO DE LA "POLICÍA PATRIÓTICA" APESTA Y NO PASA NADA


Ana Cuevas

La actualidad viene cargada de un tufillo no apto para pituitarias delicadas. Hay varios temas que huelen mal, tirando a carroña, en esta España nuestra que dicen que embiste o que bosteza. Por ejemplo: los interminables capítulos por entregas que el comisario Villarejo (Interpretando el papel del Torrente de las cloacas del Estado) tiene a bien regalarnos, gota a gota, y que sirven para que atisbemos la puntita del iceberg de guano sobre el que parece flotar nuestro estado de derecho. 
El hecho de que una mafia policial actuara desde el Ministerio del Interior con dinero público para espiar y construir pruebas falsas contra Pablo Iglesias y Podemos no debería ser una cuestión baladí para los demás partidos políticos. Si algo tan extremadamente grave hubiera ocurrido en un país democrático real, que haberlos haylos, el resto de grupos hubiera exigido una investigación Anaexhaustiva para aclarar y dirimir responsabilidades. En cambio aquí se le da carpetazo como si se tratara de un simple chisme de escalera. 
Solo imaginen que los morados no son el único objetivo de esta pretendida "policía patriótica" que espía y fabrica pruebas cometiendo toda clase de ilegalidades. ¿A cuántos rivales políticos, empresarios, periodistas, jueces... se pueden extorsionar con un entramado delictivo como el que actuó al auspicio del Partido Popular? Don Vito y su entrañable familia se sentirían orgulloso y un poco celosos de la impunidad con la que campa la camorra ibérico- casposa. "¡P´a echarse a temblar!".
Y si aún les queda estómago y pueden vencer las arcadas, ahí va otra bocanada de podredumbre carpetovetona: La iglesia católica organiza cursos ilegales y clandestinos para curar la homosexualidad. Es curioso que consideren una enfermedad, amén de un imperdonable pecado, amar a alguien de tu mismo sexo de manera libre y responsable. Lo digo porque cuando el sodomita lleva sayas negras y alzacuellos y practica pedofilia abusando de su imagen de autoridad, barren la basura debajo de sus abultadas alfombras y cambian la vara de medir.
 Es que, como dice algún obispo, son los niños que van provocando.
¡Claro que sí monseñores!. Los niños son unos guarros que quieren ser penetrados por adultos y se contonean delante de los curas para hacerles caer en la tentación. ¡Qué van hacer, pobrecicos! Pues sucumbir a los encantos de esos pequeños enviados de Satán y darles lo suyo y lo que no está en las Escrituras. 
Yo les aconsejo que organicen cursos para curarse ellos mismos de la hipocresía y el cinismo. Y otro detalle de nada, que se autofinancien, ésto va por todas las religiones, con sus propios fieles o fabricando yemas de Santa Teresa, a su particular criterio. Y que paguen impuestos como todo hijo de cristiano, musulmán, judío o ateo y devuelvan los bienes inmatriculados por la jeta de Aznar.
O puede que la terapia la necesite yo. A veces olvido que estamos atrapados en el intramuro de un esperpento democrático y me vengo muy arriba.
Será que busco aire limpio para poder respirar.

                        DdA, XV/4129                       

1 comentario:

joaquin manuel alvarez gonzalez dijo...

No solo escribe verdades, además lo hace muy bien.

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