Entre los libros recomendables del profesor Carlos Taibo, por ser él un enamorado como este Lazarillo de Portugal -el vecino país que tan a la espalda tenemos y que debería servirnos de ejemplo en tantas cosas-, aconsejo leer y portar en la mochila durante nuestro viaje por ese país Comprender Portugal, del que Libros La Catarata hizo el año pasado una nueva edición ampliada. Creo también importante considerar el punto de vista que Taibo nos da en este breve texto acerca de la sociabilidad de los portugueses, única en la Unión Europea urbana, tecnocrática, apresurada y superflua. Para sentirnos humanos y apreciar humanidad, Portugal, sin duda.
Carlos Taibo
Muchas de mis amistades portuguesas recelan cuando me escuchan decir
que en su país, que tengo también por mío, se conservan formas de
sociabilidad que infelizmente han desaparecido en otros escenarios.
Entiendo, faltaría más, el porqué de su recelo: nuestra maravillosa
civilización -urbana, tecnocrática y apresurada- y nuestra no menos
maravillosa Unión Europea se están llevando, y a marchas forzadas, las
huellas de la sociabilidad de la que hablo.
Pero, aun con ello, déjenme
que les cuente algo de lo que fui testigo unas semanas atrás en un tren
de los modernos -una suerte de ave rebajado-, de la mano de una
conducta que contribuye a fortalecer la idea de que esa sociabilidad
antigua se resiste, pese a todo, a desaparecer. Viajaba yo de Oporto a
Lisboa y, dejada atrás Coimbra, tuve la oportunidad de escuchar la
conversación que mantenían una señora de cierta edad que hablaba en
francés y el revisor de turno. La buena señora se había confundido de
tren y en vez de moverse hacia el norte, hacia Oporto, que es lo que
deseaba, lo estaba haciendo, indefectiblemente, hacia el sur, camino de
Lisboa. Preguntó al revisor cuál era la siguiente parada y éste le
respondió que no era otra que la propia Lisboa. La pobre señora inquirió
si había alguna posibilidad de bajar del tren en alguna estación
próxima. Ni corto ni perezoso, el revisor llamó por teléfono al
conductor, le dio cuenta del caso y el bueno del piloto decidió
detenerse en la primera estación...
Doy por seguro que en España a nadie se le habría ocurrido formular una
petición tan estrafalaria como la expresada por la amiga francófona.
Como doy por cierto que la respuesta de nuestro revisor, caso de saber
idiomas, habría sido rápida y contundente: el sistema informático no lo
permite, señora. Menos mal que nos queda Portugal.
+@Portugal se ha convertido en un referente mundial en mejoría educativas y políticas pedagógicas innovadoras (PiensaChile)
DdA, XV/4147
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