Foto de Almudena García Rubio
Lazarillo
Lazarillo
El arqueólogo Alfredo
González-Ruibal, científico titular el Instituto de Ciencias del
Patrimonio del CSIC, narra la contienda a través de una decena de
elementos hallados en trincheras, campos de batalla y fosas comunes. Este es el titular que leí hace días en el diario El Español. Entre los objetos hallados, el que más ha merecido mi atención se encontraba en la fosa abierta en el cementerio de la localidad palentina de Carcavilla. Se trataba de un sonajero en muy buen estado de conservación, según el arqueólogo citado. La víctima se llamaba Catalina Muñoz y fue asesinada en septiembre de 1936 por ser su marido un dirigente republicano al que habían acusado de participar en la muerte de un falangista En el momento de su ejecución era madre de varios hijos, entre los que encontraba un bebé de ocho meses. Por el lugar en que apareció el sonajero, Catalina es posible que llevara ese objeto en el bolsillo de su mandil. El equipo de arqueólogos contactó con quien posiblemente se rió por primera vez con el sonido de ese sonajero. El hijo de Catalina no quiso saber nada de esos huesos. Ese hombre ha perdido la raíz de su risa.
DdA, XV/4141
1 comentario:
qué triste debe ser ese hombre, cómo le habrán lavado el cerebro?
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