Félix Población
Esta mañana la he inaugurado con la lectura de un breve comentario de mi estimado colega Félix Maraña acerca de lo que ayer ya había tenido oportunidad de ver en alguno de los telediarios de cualquiera de los canales que emitieron la noticia.
Resulta que selección española de fútbol, dirigida ahora por un ciudadano que se llama Luis Enrique, ha tenido a bien fomentar el espíritu de equipo de sus pupilos mediante un juego militar de estrategia que se llama Láser tag. Tal actividad consiste en ataviarse de militar en uniforme de maniobras, empuñar el arma correspondiente y andar a tiros como si se fuera a la guerra, con la pretensión acaso de recrear entre los cotizados futbolistas del quipo patrio el llamado servicio militar de tiempos pretéritos, erradicado hace bastantes años del horizonte de la mocedad española para bien de las generaciones que no lo han soportado.
Lo que dice mi compañero Maraña es lo que sigue: "Sé que todo el mundo ha decidido estar calladito, pero ver a Luis
Enrique y a los futbolistas de la selección española –que pagamos del
erario público– vestidos de militares, a mí me produce náuseas, vómitos y
asco. Es lo mejor que se podía hacer para favorecer a ese partido
probadamente pro nazi. A mí, Luis Enrique siempre me ha parecido un
gilipollas".
Como no podía ser menos, suscribo de la primera a la última línea este comentario, y añado -por si fuera menester- que si tantas veces se pone al fútbol -por su masivo seguimiento entre los chavales- como deporte mayoritario en el que debe ser erradicada toda violencia dentro y fuera de los terrenos de juego, recurrir a ejercicios militares en los que interviene nada menos que la selección nacional me parece el colmo del desaguisado, que para más inri viene a coincidir con la llamada del líder caballista de la extrema derecha para que todo ciudadano de bien pueda disponer de armas para su defensa personal.
¿Cómo se le ha podido ocurrir al displicente entrenador de La roja semejante venada? ¿Ninguna autoridad deportiva va a intervenir ante tamaño despropósito? Su silencio está resultando alarmante a medida que pasan las horas.
DdA, XV/4119
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