¿ADÓNDE VA UN PAÍS EN EL QUE LOS TEATROS SE HACEN BURGER KING?

Lazarillo

Mi estimado Xandru Fernández glosa concisa y llanamente lo que la noticia del diario El Comercio de Gijón participa a los ciudadanos de aquella villa y a toda Asturias, una región que desde hace demasiados años viene acogiendo con lamentos lo que constituye un porvenir cegado cada vez más a expectativas estimulantes de porvenir. Dice Xandru: "Que ahora haya una hamburguesería donde antes había un cine (y donde hubo, no lo olvidemos, una clínica de cirugía estética entre un negocio y otro) y que solo seamos capaces de decir "qué pena" o "qué vergüenza" explica por qué hay ahora una hamburguesería donde antes había un cine (y una clínica de cirugía estética entre un negocio y otro, insisto)". También es de consignar que la noticia tiene por escenario una de las regiones con una mejor y más celebrada gastronomía de España, por lo que bien se puede decir que la llamada comida basura ha puesto una pica en Flandes en Asturias. "Somos lo que comemos", ha comentado alguien como apostilla malhumorada a tan infausta nueva. Y este Lazarillo se le ocurre añadir la pregunta que encabeza ese post y que con toda seguridad de haría nuestro Federico García Lorca, tan enamorado del teatro: ¿Adónde va un país en el que los teatros se convierten en expendedurías de comida basura? Yo creo que ahí mismo: a la mierda.

PS. Me comenta Goti del Sol lo que sigue y comparto con gusto:  El destino del Teatro Arango, desde su cierre como tal, es un paradigma de la deriva cultural que sufrimos en estos tiempos confusos. El argumento que se esgrimió en su momento sobre lo gravoso e injusto de realizar inversiones públicas en ese espacio escénico se contradice de forma clara con el hecho constatable de los gastos faraónicos realizados en otros espacios y con unos resultados más que discutibles. Una sede para el teatro asturiano, hecho aquí, -que haberlo, haílo-, hubiese sido un destino muy deseable pero no pudo ser. 

                  DdA, XV/4121