lunes, 17 de diciembre de 2018

ANSON Y PABLO IGLESIAS

Félix Población

Aunque con una presentación un tanto tópica, el programa de Pablo Iglesias en Público TV Otra vuelta de tuerca tiene el acierto de contar entre sus entrevistados con gente valiosa y de ideología plural, por lo que es conveniente frecuentarlo. La última conversación con el teólogo Juan José Tamayo fue especialmente interesante al hablar de la iglesia española y el santo sepulcro del dictador. 

También lo fue la amable conversación que en su día Iglesias sostuvo con Luis María Anson, director de El Imparcial y uno de los periodistas que mejor han sabido hacer periódicos en España, dicho sea pese al maltrato profesional que me dio hace años. Periodista de ideologóa monárquica y liberal, es muy probable que de esa charla con Iglesias haya extraído Anson el concepto que el líder de Podemos le merece y expone hoy en su columna semanal Canela fina del diario El Mundo, defendiendo a Pablo Iglesias del escrache sufrido en Barcelona con motivo de la presentación de su libro con Enric Juliana (Nudo España).

Reprocha Anson a sus colegas y a los políticos en general las escasas y débiles reacciones al atropello sufrido por Iglesias y Juliana, y califica al presidente de Podemos -con razón-  como el mejor orador parlamentario con el que cuenta el Congreso. No se para ahí don Luis, sino que Iglesias es, en su opinión, un profesor universitario serio y dialogante, con un notable equipaje cultural, sencillo, desprovisto de presunción personal, sincero y constructivo, y un político al que no se puede desdeñar por los cinco millones de votos que le respaldan.

¿Qué hay detrás de estos noticiosos y encomiásticos reconocimientos al líder del partido morado ante el previsible gobierno  que puede darse en Andalucía y el que podría formarse en España en un porvenir inmediato? No dejo de pensar en el rotundo y sorprendente calificativo "nefasta" aplicado por Pablo Iglesias, durante su compareceencia en el Senado hace unos días, a la situación política y económica que se vive Venezuela, y su coincidencia con el que viene empleando Albert Rivera.

DdA, XV/4.038

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