Lazarillo
Por poco que se vea la televisión, y en el caso de este Lazarillo va camino de su erradicación como electrodoméstico de salón digno de trastero, se sabe que en varios canales de televisión de los gratuitos se estila desde hace unos años una programación gastronómica que tiene su acomodo difusor en las horas punta de mayor audiencia. En alguna ocasión, cuando anuncian esos programas, he tenido oportunidad de advertir hastá qué punto se ha hecho de la cocina un espectáculo sin serlo, con una magnificación que asombra. Puede que a mi estimado Andrés Rábago, El Roto, esa gastronomía/show a base de incorporar famosos y famosillos en la cocina/plató le produzca las mismas sensaciones y reflexiones que a un servidor, por eso no me resisto a incluir su excelente viñeta de hoy en el diario El País: todo un merecido homenaje a las madres y abuelas desconocidas que guisaron para todos -en su mayoría en tiempos muy duros- antes de esta epidemia visual de los Masterchefs. ¡Cuánto silencio pesó sobre ellas y cuánta gratitud les debemos quienes no dejaremos de celebrar y admirar su quehacer!
DdA, XV/4.023
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