Lazarillo
La verdad es que cuesta creer que el profesor Monedero tenga tiempo para escribir libros, contando con la actividad que a diario desarrolla (tiempos de infierno, lo llama él), pero lo cierto es que ya tenemos un nuevo trabajo de Juan Carlos en las librerías, en la seguridad de que contará con una buena acogida y despertará el interés habitual entre sus lectores, por tenerlo ya -y mucho- el asunto que trata. El ensayo, de algo más de 200 páginas, publicado por La Catarata lleva por subtítulo Fraternidad y digna rabia en tiempos del big data (datos masivos).
Según Monedero, decir hoy izquierda es hablar de un "aire de familia" que no siempre se
deja definir. De izquierdas es Evo Morales y Felipe González, Tony Blair
y Pablo Iglesias, Susana Díaz y Dolores Ibarruri. ¿Tiene fondo ese
baúl? Es a la fraternidad, la gran olvidada de la Ilustración, a quien
le corresponde la tarea de ayudarnos a reinventar ese "espacio antaño
llamado izquierda". Durante el siglo XX, ese lugar político luchó contra
enemigos reales. Los enfrentó materialmente en fábricas, calles,
parlamentos. Hoy, el poder se ha dronificado, opera de manera invisible y
le ha encargado a un sofisticado amo del calabozo matemático, el
algoritmo, demasiadas decisiones sobre nuestras vidas. Los medios de
comunicación, una realidad paralela, hacen el resto.
Hemos entregado toda la información cuando navegábamos por las redes intentando calmar nuestras angustias. En 1984
el poder conocía nuestros miedos particulares. Hoy Orwell parece un
ingenuo pues las empresas de datos conocen cada uno de nuestros deseos,
pensamientos, temores. Las derrotas de la izquierda le han entregado el
sentido común a la derecha y nuestro lugar en el mundo lo dicta la
capacidad de consumo. Alguien tiene el botón que construye nuestras
preferencias. El big data es el opio del pueblo. Lo virtual
termina haciéndose real convirtiéndonos en personas desorientadas,
trabajadores esclavizados, mujeres sobreexigidas, perdedores expulsados a
los márgenes. Las enfermedades mentales y la tristeza se están
convirtiendo en un lugar común. La izquierda asaltó los cielos y los
palacios y trajo lo mejor de nuestras sociedades. Pero no puede luchar
contra lo invisible. Es tiempo de ponerle una sábana al fantasma para
verlo y empezar a saber cómo combatirlo.
DdA, XV/3999
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