Félix Maraña
El segundo de los libros que propongo –obedeciendo a Fran Espinosa,
que me incitó a la tarea–, libro sobre el que llamo con urgencia la
atención, es este: "La voz perdida /La veu perduda" (Visor), de nuestra
querida Angelina Gatell Comas,
poeta por y para siempre. El título obedece al testimonio y
consideración de Salvador Espriu, quien en una carta a Angelina, le
escribe: "Llàstima que per culpa de les circumstàncies la nostra llengua
hagi perdut una veu com la seva". No puede perderse una voz de una
poeta, que aprendió los primeros signos, tonos, acentos de la vida, en
catalán. Y este poemario, que Angelina terminó apenas unos meses antes
de morir, nació en catalán, y aquí aparece en las dos lenguas, porque la
voz poética de Angelina determina un tiempo histórico, unos
sentimientos, miradas y congojas, y una construcción armónica, que le
sitúa en la historia de nuestra poesía en primera fila. Angelina quiso
escribirlo en su lengua materna. Su sobrino Jordi Grau Gatell
le ayudó a revisar algunos términos, y el poeta Miguel Sánchez Gatell,
hijo, tradujo al castellano la mayor parte de los poemas, traducción que
ya había iniciado Angelina antes de irse. Joan Margarit, poeta siempre,
a quien va dedicado el último poema del libro, prologa este volumen que
recomiendo vívamente. [Para conocer el grueso de la poesía en
castellano de Angelina Gatell, acudid a los libros publicados por
Bartleby, con el aliento de Pepo Paz Saz y Manuel Rico.
DdA, XV/3972
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