El periodismo no será el oficio más hermoso del mundo, pero es uno de los más necesarios. Creo que el más necesario. Por esa condición de bien común, de líquido amniótico de la libertad. Lo han intentado convertir en simple mercancía. Lo han destartalado. Ha sido sometido a trata y prostituido. Lo han dado por difunto, para ver si se moría de tanto verse muerto. Lo han intentado sustituir por la superchería del solucionismo tecnológico. Pero, de repente, alguien, en alguna parte, vuelve a activar el proceso para salvar las “Cinco dificultades para escribir la verdad”, que enunció Bertolt Brecht. De repente, un grupo numeroso de personas sale a la calle para defender el periodismo como bien común y su principal herramienta, la libertad de expresión. Y esas personas que se manifiestan… ¡son periodistas! Ha ocurrido en Santiago de Compostela, con el personal de los medios públicos. Llevan cuatro meses de luto como forma de protesta. No por más salario, sino por más libertad. Porque les duele y lo quieren libre de las garras del poder. Además de necesario, algo de hermoso tiene.
DdA, XV/3974
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