Félix Población
Tengo leído que el número de estudiantes que cursó un master
entre los cursos de 2009-2010 y 2015-2016 aumentó en España en un 239 por
ciento y que nuestro país es uno de los que más paga por esos estudios en la
Unión Europea: en torno a 2.000 euros de media. Acabo de escuchar a un exrector
de la Universidad de Salamanca una frase que creo refleja lo que los master
significan en la enseñanza universitaria: desde el Plan Bolonia, se ha rebajado
la carga del grado para recargar la del posgrado. A lo que cabe añadir que, de ese
modo, esa formación posgrado queda solo al alcance de quien pueda pagarla.
Hay que tener en cuenta obligadamente esto para reparar en
la gravedad de lo que la señora Montón ahora, el señor Casado antes y la señora
Cifuentes en primer lugar han hecho con sus master de pega. Que familias sin
suficientes recursos hagan un gran esfuerzo porque sus hijos cursen esos
estudios, que esos estudiantes se esfuercen a su vez para lograr esas
titulaciones y unos señores y señoras representantes de la ciudadanía no tengan
escrúpulos para conseguirlas de papo porque una universidad pública dispone de
un departamento especializado en ese proceder, denota hasta qué punto la política
está infectada de corrupción en connivencia con una institución universitaria. (Escucho esta mañana que el gobierno de Castilla y León va a crear la figura del inspector de master).
Ayer, el presidente Sánchez y alguno de sus ministros, hasta
bien avanzada la tarde, mantenían con una bochornosa inconsciencia que la ministra de Sanidad había hecho un
excelente trabajo y lo seguiría haciendo, sin reparar al parecer en que esa
señora –sobre la que ya pesaban denuncias periodísticas consistentes acerca de
su máster- se había negado a que los profesionales de la información revisasen
su trabajo fin de posgrado.
Desde que eso se supo, me consta que el objetivo
marcado en algunas redacciones era lograr la lectura de tal trabajo, algo que
finalmente consiguió La Sexta e hizo de detonante para la dimisión inmediata de Carmen
Montón. La ministra había copiado de Wikipedia fragmentos textuales de
artículos académicos relativos a su especialidad hasta rellenar buen número de
las poco más de cincuenta páginas del trabajo.
Un gobierno en minoría debería ser exquisito a la hora de
seleccionar a sus ministros y ministras. El de Sánchez ha cumplido cien días y
lleva ya dos dimisiones, contando con la del ministro de Cultura por fraude fiscal. Pedro Sánchez no solo se ha equivocado eligiendo a quienes tenían algo que ocultar, sino que ha actuado de modo muy torpe. Si
Montón no dimitió nada más publicar eldiario.es sus irregularidades en una universidad que contaba con los precedentes de Cifuentes y Casado en ese mismo tipo de estudios, el presidente debería haberla cesado
de inmediato, porque la actuación de su partido ante el caso Cifuentes en la
comunidad de Madrid consistió en una moción de censura y porque está
pendiente el proceder del Tribunal Supremo ante el máster de Pablo Casado. Eso
hubiera sido ética y políticamente lo justo y también lo conveniente.
Ahora, después de añadir a lo ya difundido por eldiario.es la evidencia de un trabajo fin de master plagiado, tanto doña
Carmen como don Pedro deberían convenir que han desaprovechado la oportunidad de no ser iguales a sus
adversarios políticos del Partido Popular, con el añadido además de torpeza política Esto puede ser muy lesivo para un gobierno en minoría que no quiso contar -no lo olvidemos- con quienes lo hicieron posible y deberían haber estado representados en el mismo.
El ABUELO DE LA NUEVA MINISTRA DE SANIDAD
María Luisa Carcedo, nueva ministra de Sanidad, es nieta de un luichador republicano asesinado en la guerra. Desde aquí, a modo de homenaje, recuerdo y ejemplo, me parece oportuno dar una
breve biografía de su abuelo paterno: Anastasio Carcedo
Avellaneda nació en Gijón en el año 1903, en el barrio de Tremañes,
fue convecino de mi abuelo materno y afiliado al Partido Comunista. Al
estallar la guerra se alistó voluntario en la Columna Somoza. Promocionó
a capitán de Milicias en el momento en que ésta se convirtió en el
Batallón nº 34, haciéndose cargo del
mando de 4ª Compañía (Ametralladoras). En los primeros días del mes de
enero de 1937 pasó a desempeñar ese mismo empleo en el Máximo Gorki I nº
30, dirigiendo a la 3ª Compañía y posteriormente a la 2ª, permaneciendo
en ese destino hasta la caída del frente Norte. Capturado por las
fuerzas franquistas a la entrada de estas en la ciudad en octubre de 1937, fue encarcelado en la prisión del Coto , donde
fallecería en oscuras circunstancias el día 4 de noviembre.
DdA, XV/3951
1 comentario:
Ese es mi abuelo no el de ella...
Publicar un comentario