martes, 11 de septiembre de 2018

UN MAGNÍFICO CÓMIC SOBRE MIGUEL DE UNAMUNO EN JULIO DE 1936


Félix Población

Pendientes del estreno del nuevo film de Alejandro Amenábar, que bajo el título Mientras dure la guerra tiene por protagonista a Miguel de Unamuno y recrea los últimos meses de vida del escritor vasco en la Salamanca ocupada por las tropas golpistas del general Franco, acabo de ver y leer Oficio de difuntos, el último cómic de Ángel Trigo, con guión de Jorge García García. 

Lo tenemos en las liberías ya, publicado por la revista La Resistencia, de la editorial Dibbucks, y tengo la intuición de que sus creadores se han adelantado a la esencia que muchos esperamos desprenda el tratamiento que Amenábar dará al personaje de don Miguel en aquellos meses. La acción, en el caso del cómic, se centra en una sola jornada del mes de julio de 1936, durante el corto paseo que Unamuno da desde el cafe Novelty de sus habituales tertulias a su domicilio en la calle Bordadores. Ya se habían producido las cinco muertes de civiles en la Plaza Mayor -donde estaba y está el café- por disparos de los militares sublevados -entre ellas la de una adolescente de quince años-, y habían sido detenidos algunos de sus amigos, que poco días después -como el alcalde Casto Prieto Carrasco- serían asesinados cerca de la localidad de La Orbada, en la carretera de Valladolid. 

Dibujante y guionista elaboran con el trazo de la línea y la palabra el abatido y con toda seguridad angustiado estado de ánimo del anciano profesor de Griego y rector de la Universidad, que de apoyar a Franco en un principio va a pasar a criticar públicamente a los generales felones durante la festividad del Día de la Raza, 12 de octubre, en el paraninfo de la Universidad de la que don Miguel había sido nombrado rector por los golpistas: Venceréis pero no convenceréis.

Los sentidos de Unamuno se preguntan por la carencia del bullicio en las calles y su soledad lo hace por la ausencia de quienes compartieron su amistad durante tantos años. El texto de Jorge García es conciso y de una lúcida y poética expresividad interpretativa. Los dibujos de Trigo perfilan al don Miguel del libro de Luciano Egido, Agonizar en Salamanca, recreando en su mente las escenas de muerte y represión que se están dando en la ciudad. 

La ciudad está muerta. El viejo (72 años) lo sabe y un último oscuro pone fin al excelente cómic de solo cinco páginas, luego de una viñeta en la que el rostro de Unamuno, sin gafas, se nos ofrece en un primer plano, hondamente condolido, entre el abatimiento, una cierta pesadumbre de conciencia y un punto de indignación que cuajará meses después en una de aquellas frases dirigidas al general Millán-Astray, que acabarán con don Miguel en arresto domiciliario y  su inmediata destitución como rector y concejal del ayuntamiento de la ciudad: Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha, razón y derecho.  

Ángel Trigo ha sabido plasmar la imagen de Unamuno que muchos de sus lectores hemos imaginado antes de que fuera su voz la que la expresara públicamente en el paraninfo de Salamanca.

                   DdA, XIV/3950                      

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