Lazarillo
Mi estimado amigo Joaquín Ávarez, y muchos como él en Asturias y fuera de la región, creen la necesidad de mantener la revista Atlántica XXII que durante nueve años sostuvo contra viento y marea Xuan Cándano y a partir de ahora dirige David Remartínez, autor de "El gabinismo contado a nuestros hijos". La revista, que ha mantenido una línea crítica e independiente durante toda su trayectoria, no ha recibido las más mínima subvención ni publicidad por parte del gobierno regional del Principado. Por eso, en esta nueva etapa, está realizando una campaña de captación de socios, imprescindible para que la publicación prosiga su camino e incluso pueda llegar a una periodicidad mensual, como sería deseable. No pudo, por falta precisamente de socios que lo respaldaran, insertarse en el proyecto llevado a cabo por El Salto en su día, que sí mantiene ediciones en otras comunidades autónomas. El entusiasmo de Joaquín en pro de que Atlántica XXII crezca le lleva cada año a vender participaciones de lotería de Navidad, en esta ocasión al precio de seís euros, de los que uno sirve de donativo a la revista. ¿Es que tan apática o inconsciente se encuentra la capacidad de iniciativa en esa región, donde tan buen periodismo se hizo en el pasado, como para no reparar en la necesidad de un periodismo crítico, cualificado e independiente, y al mismo tiempo probadamente rentable, como el que están haciendo otros medios en España? El empeño de Joaquín es loable, pero le recomendaría añadir a esa campaña el artículo que José Sanclemente, con motivo del sexto aniversario de eldiario.es, firma hoy  en este periódico, del que republico este fragmento:
Unos contaron con los bancos, la publicidad 
institucional y las subvenciones para subsistir, otros decidimos que la 
única manera de existir era contar con “socios” que se implicaran 
económicamente con los periodistas que invirtieron sus ahorros para 
acompañar a eldiario.es hacia lo que, seis años después, se ha 
convertido: una referencia  de periodismo honesto y comprometido,  y no 
solo entre la prensa española. El  Premio García Márquez a la excelencia periodística
 por la trayectoria al director y fundador de eldiario.es, Ignacio 
Escolar, es también un reconocimiento a los valores éticos y al modelo 
sostenible del diario más allá de nuestras fronteras.
 Cuando algunos colegas de otros medios se plantean el modelo que han de
 aplicar a sus cabeceras tradicionales para virar hacia la rentabilidad 
lo hacen desde un punto de vista exclusivamente economicista, obviando a
 un lector que lo que busca es que le cuenten lo que está pasando sin 
ambages ni medias verdades, sin engaños ni triquiñuelas 
sensacionalistas, con rigor y honestidad.
 Claro que 
para ello hay que invertir. No vale hacerlo con menos periodistas y cada
 vez peor pagados, sin recursos para investigar y con los intereses de 
los accionistas por encima de los intereses de los lectores. 
 A nosotros nadie nos ha regalado nada. No hemos tenido la publicidad 
gubernamental de los ministerios y empresas públicas con los que el 
ejecutivo ha premiado a las cabeceras afines. No hemos accedido a 
ninguna subvención pública ni ingresamos las enormes cantidades de las 
grandes empresas cotizadas que algunas cabeceras, incluso con menos 
audiencia, disfrutan y que les obligan a ser poco críticos con el poder.
 Nos sentimos libres y sin deudas con nadie. Todo aquello que sea 
relevante se pondrá a disposición del lector aunque nos cueste perder un
 anunciante o sufrir las amenazas del poder con querellas criminales 
como la de Cristina Cifuentes.
 No hubiera sido 
posible llegar hasta aquí, seis años después, sin hacer periodismo a 
pesar de todo. No sería fácil seguir sin el apoyo creciente de los miles
 de socios.
DdA, XV/3964 
2 comentarios:
Muchas gracias, siempre estas. Abrazo.
Es lo mínimo, no estando ahí.
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