viernes, 31 de agosto de 2018

EL MUSEO Y CASTRO DEL CHAO SAMARTÍN Y LAS LAJAS DE PIZARRA


Lazarillo

Esta es una azada bimilenaria fabricada en hierro que podemos contemplar en el Museo  del Castro Chao Samartín, situado a unos pocos kilómetros de la localidad de Grandas de Salime. El museo es un edificio de muy moderna factura y está a sólo doscientos metros del yacimiento arqueológico que le da nombre. 
Primero se visita el museo y a continuación se hace una interesante y muy amena visita guiada a cargo del personal del centro. Se trata de ilustrar al visitante acerca del origen y evolución de los poblados fortificados del occidente de la región, a partir de las investigaciones arqueológicas realizadas desde hace décadas a través del programa de actividades del Plan Arqueológico de la Cuenca del Navia-Eo. Cuatro apartados conforman la exposición permanente: los antecedestes arqueológicos de la comarca, el Chao Samartín y su contexto actual, los grandes capítulos cronológicos reconocidos en el yacimiento y la reconstrucción de la historia a partir de los materiales arqueológicos. El orígen del castro se remonta al año 800 a.C, en plena edad del bronce. Durante la edad del hierro fueron renovadas sus defensas y ya en la época romana se convierte en una capital administrativa. No parece verosímil que fuera un terremoto lo que, según se dice, acabó con el poblado en el siglo II. Sobre sus ruinas, ya en tiempos altomedievales, se instaló una necrópolis -con una posible iglesia al lado-, vigente en tiempos de la monarquía asturiana.
Es de destacar que queda por excavar un 40 por ciento de lo que podría encontrarse bajo tierra, por lo que se explica la construcción de un museo en este lugar y la importancia que podría tener en el futuro, caso de que esas excavaciones se lleven a cabo. Para las mismas se requiere presupuesto, algo que de momento y desde hace tiempo no hay, como no la hay tampoco para proteger al castro de las inclemencias atmosféricas, por lo que el tejadillo provisional de lajas de pizarra que lo cubre permanece tal cual vemos, habiendo sido en principio una solución de carácter provisional. Han transcurrido ya unos cuantos años.

La panorámica del recinto queda bastante desvirtuada al haber hecho de una solución provisional, como la de las lajas de pizarra, una medida de carácter indefinido por falta de presupuesto
Recomendable la visita por lo que el lugar representa y, sobre todo, por lo que puede dar de sí en el porvenir, si cuenta con el apoyo que merece. También es de tener muy en cuenta la profesionalidad, conocimiento y amenidad que prestan a sus explicaciones quienes conducen la visita guiada, al menos la funcionaria que atendió a este Lazarillo recientemente, durante una de estas últimas tardes de agosto, de cuya visita dejo como mejor objeto simbólico esa azada con la que alguien hace dos mil años se ganó el fruto de la tierra.

DdA, XIV/3940

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