Carta abierta que escribe Floren Dimas, oficial retirado del Ejército del
Aire, fechada el pasado 8 de agosto, a los seiscientos altos mandos retirados de
las Fuerzas Armadas, firmantes de un manifiesto de adhesión retrospectiva al
fallecido dictador ante la posibilidad de que sus restos sean desalojados del Valle de los Caídos por el actual gobierno de la nación. Este texto de adhesión al extinto caudillo fue publicado hace unas fechas en el diario La
Razón, sin que pesara sobre este periódico ninguna sanción por apología del régimen
franquista, responsable de los miles de muertos que aún siguen enterrados en
las cunetas y fosas comunes, y también en el propio Valle de los Caídos, en contra de la voluntad de sus familiares. Floren Dimas
forma parte de ANEMOI, colectivo de
militares demócratas españoles y de la junta directiva de ACMYR (Asociación
Civil Milicia y República). Ignoro si el firmante ha enviado esta misiva, ejerciendo
el derecho de réplica, al diario La Razón, en la suposición un tanto
cuestionable de que su director Marhuenda podría publicarla. Desconozco también si Floren Dimas la ha enviado a otro medio. Lazarillo
Permitidme que os tutee, a vosotros que siempre tratábais de tú a
vuestros subordinados, para entendernos mejor en el plano de igualdad en
que nos ha colocado nuestra condición de retirados. He sido y soy
militar por vocación, y si pertenecí a las fuerzas armadas española en
las postrimerías del franquismo, no lo hice por adherirme como soporte
de la dictadura, si no por coherencia con mis propias habilidades y
expectativas personales, porque el ejercicio de la profesión militar no
es prerrogativa de ningún general, por muy generalísimo que sea, ni de
ningún régimen por mucha intención que tengan de patrimonializar la
carrera militar.
Vais por seiscientos los que habéis firmado el
Manifiesto pro defensa de la memoria del general Franco, “el Franco
militar y no el político” -según decís en vuestro escrito- como si fuera
posible la paranoica tarea de deslindar el Franco-militar del
Franco-político-dictador, queriendo quedaros con el segundo teniente de
17 años y con el general de treinta y tres, como enaltecido ejemplo de
disciplina y demás valores militares, renunciando a la carga histórica
del resto de su legado. ¿Disciplina decís…? Recordemos cómo fue aquello.
En los cuatro días posteriores al decreto de 23 de abril de 1931, como
todos los militares de carrera, el general Franco realizó públicamente
la siguiente promesa: “Prometo por mi honor servir bien y fielmente a la
República, cumplir sus leyes y defenderla con las armas”, el más
importante y solemne compromiso que vinculaba a un militar con el
ejercicio de su profesión. Nada perdía quién no lo hiciese, pues la ley
respetaba sus pagas al abandonar las fuerzas armadas. Y no obstante
Franco prometió.
El 18 de julio de 1936, este mismo general
levanta contra la República las armas que esta le había confiado para su
defensa. Estamos así ante la comisión del más grave delito que un
militar pueda cometer, por el que renuncia al honor como un valor moral
para guiar sus actos en todos los sentidos de la vida. Así que Franco no
fue disciplinado, si no un traidor.
No voy a hacer alambicados
razonamientos de carácter historiográfico, por innecesarios, para
convenceros de que Franco fue, además de desleal, un criminal de guerra,
un convicto de los delitos de crímenes contra la humanidad y crímenes
contra la paz. Y no lo digo yo, lo dijo la ONU en su resolución 39/1946
declarando: "…En origen, naturaleza, estructura y conducta general, el
régimen de Franco es un régimen de carácter fascista, establecido en
gran parte gracias a la ayuda recibida de la Alemania nazi de Hítler y
de la Italia fascista de Mussolini.”
Hacer abstracción de la
personalidad militar, separándola de la política del personaje, para
justificar una y no cuestionar otra, es un ejercicio de imposible
comprensión que solo el cinismo puede justificar, pues esa misma razón
llevaría a vuestros correligionarios nazis a reivindicar el culto a la
memoria de Hitler, basándose en el valor acreditado por el Cabo Adolf
Hitler, acreedor que fue de la Cruz de Hierro en la I Guerra Mundial,
desvinculándolo de su papel como promotor de la II Guerra Mundial y del
Holocausto.
Es aterrador poder ahora certificar que, tal como
sospechábamos algunos, estábamos mandados por los herederos ideológicos
de los que hicieron la guerra con Franco. Debíamos soportar para no
renunciar a nuestra vocación, tener que sufrir vuestros discursos de
inflamado patrioterismo zarzuelero, mientras en las salas de banderas,
en las cámaras y cafeterías de oficiales, en los clubs y durante las
conversaciones relajadas al final de las maniobras, os dedicabais a
soltar la retestinada devoción que os merecía la dictadura franquista y
las “glorias” de aquel dictador despreciable y felón.
Hasta la
caída del muro de Berlín, el Día de las Fuerzas Armadas alemanas fue el
20 julio. ¿Sabeís qué se conmemora en esa efemérides? El atentado contra
Hitler en la “guarida del lobo”. Una acción que, aunque frustrada,
dignifica el compromiso de altos mandos y civiles alemanes para acabar
con el tirano; desde entonces cada 20 de julio en el patio de armas del
Bendlerblock de Berlín, tiene lugar una solemne ceremonia en la que los
mandos del Ejército, de la Armada y de la Luftwaffe, recuerdan y rinden
homenaje a aquellos héroes que sacrificaron sus vidas para acabar con el
dictador. Al revés que vosotros, los firmantes del Manifiesto de
adhesión a la memoria de Franco, que amparáis vuestro falso patriotismo
envolviéndoos en la Bandera de España, soñando que lo hacéis con la
enseña del aguilucho bajo la sombra siniestra del recuerdo al dictador.
Tenéis suerte de vivir en una Democracia, ganada y regada con la sangre
y el sacrificio heroico de los compatriotas que se opusieron al régimen
de vuestro "caudillo", Democracia que por incompleta y poco
desarrollada, os permite decir lo que decís, porque de estar en Alemania
exaltando la figura del Cabo Adolfo, ya adivináis el lugar donde
podíais estar todos concentrados en estos momentos.
El vuestro
no es solo un manifiesto pro franquista, es un desafío frontal y
beligerante hacia el Gobierno legal y legítimo de España, que este no
puede tolerar sin hacer dejación de su obligación de hacer respetar las
leyes, entre ellas el artículo 578 del Código Penal que se refiere al
delito de enaltecimiento del terrorismo, porque terrorista fue el
régimen de vuestro adorado Franco y sus sicarios, vivos o muertos,
haciéndolos objeto penal del artículo 607.bis que señala y castiga los
delitos de lesa humanidad, aquellos que justificáis con vuestra fina
cirugía mental, como si con el Valle de los Caídos estuviésemos ante el
debate de qué hacer con los restos del doctor Jekyll y mister Hyde.
No se puede diseccionar la figura de Franco separando al Franco-bueno
del Franco-malo. Solo hubo un Francisco Franco, el que traicionó su
promesa, promovió una cruenta guerra civil y sumió a España y a los
españoles en una dictadura de cuarenta años, llenando las cunetas de
nuestra patria con decenas de miles de asesinados.
En 1945, una
disposición del Mando Militar Aliado en Berlín, ordenó que todos los
monumentos de exaltación del nazismo “fuesen volados con dinamita y su
escombros triturados y convertidos en gravilla de obra pública”.
Los que de vosotros estén de acuerdo en manifestar públicamente su adhesión a aquel decreto que dé un paso al frente.
DdA, XIV/3921
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