viernes, 6 de abril de 2018

EL MÁSTER DE CRISTINA CIFUENTES Y LA SANGRE DE UNICORNIO


Ana Cuevas

¡Menudo lío se ha montado por el maqueo curricular de la presidenta madrileña! Porque a ver: ¿Quién no ha soltado alguna mentirijilla sobre sus méritos académicos en un día tonto? Al parecer y según la defensa aérea de sus colegas de partido( lo digo por la técnica de poner el ventilador para expandir la mierda), quien más y quien menos entre sus señorías ha fantaseado por encima de sus posibilidades a la hora de aportar títulos, masters y otros oropeles que avalaran su sapiencia para el cargo que desempeñan.
Algunos dirán que mienten. Que son un fraude. ¡Hombre! Esto es como los dogmas religiosos, cuestión de fe. Por eso los ateos, como servidora, estaríamos mucho más tranquilos si se hiciera un barrido general a los currículos de nuestros servidores públicos para constatar que no están más hinchados que una bata de cola de Falete.
Sin embargo no tengo ninguna duda de que, aunque Cristina Cifuentes no pueda presentar su TFM, los leales seguidores del PP, proclives a una credulidad que ratifican periódicamente en las urnas, estarán dispuestos a tragarse cualquier explicación, o la falta de ellas, con el mismo rubor ensimismado que toman la comunión.
Hay misterios inexplicables, Iker Jiménez lleva décadas viviendo de ellos, fenómenos y conspiraciones al más alto nivel con el único objetivo de desprestigiar a una celebridad. ¿Quién nos dice que algún hacker pro-venezolano no ha podido robar el trabajo de Cristina a través de su Facebook? Y acto seguido, el felón bolivariano habría pergeñado esconderlo en algún sitio recóndito. En el mismo lugar donde ocultan el santo Grial, la sangre de unicornio y el censo global de gamusinos. En un universo paralelo.
¿Verdad que sí Cris, guapi? Todo es posible. Cómo tú misma dices. ¿por qué portar la prueba de que no miento? Que sean los demás quienes demuestren lo contrario.
Hay gente muy mala y con la lengua muy larga. Como los periodistas de investigación. ¡Todo lo quieren saber! Pero según los indicios, está claro lo que pasó con el máster de la señora Cifuentes. Lo hizo de incognito. Disfrazada con un bigote charro y un gorro jamaicano. Para pasar desapercibida, evidentemente. Cosa que los hechos demuestran que consiguió y por eso ninguno de sus diecinueve compañeros de curso pudo ver su rubia cabellera en las clases presenciales. Era por pura modestia. Para no tener trato de favor.
En cuanto al trabajo de fin de máster sería pueril alegar que se le comió su perro. Un tostón de ese calibre no hay can que pueda digerirlo. Solo se me ocurre que, intimidada por su propia genialidad y el miedo a ser plagiada, decidiera escribirlo con tinta invisible.
Si los de la Uni encuentran perdido en un cajón un legajo de folios en blanco, prueben a echar zumo de limón. Igual nos llevamos una gran sorpresa.
El caso es que ya ha salido un profesor confesando un involuntario "error informático" que cambió la nota de la desdichada presidenta. Muy oportuno. Y absolutamente creíble. Los errores informáticos hacen cosas notables. Tengo entendido que, por uno de ellos, Ana Rosa Quintana fue acusada vilmente de plagio. Lo dicho, la gente, y los ordenadores que escriben solos, son muy malos.
Todo este follón se acabaría si el dichoso TFM apareciera y pudiera ser autentificado correctamente. Así de fácil. Pero, por lo que sea, ninguna de las cinco copias está disponible. Y las contradicciones que ha esgrimido la señora presidenta no han ayudado mucho a
esclarecer  el entuerto. Eso sí, de prepotencia iba bien servida. Sabe que, pase lo que pase, esta "cosita" no le pasará una gran factura. No en España donde mentir sobre tu preparación no tiene importancia... a no ser que lo hagas rapeando.
Al final la señora Cifuentes y todos los que falsifican sus currículos, sean del partido que sean, ponen primero de manifiesto su propio patetismo. ¿Imaginan que yo pusiera en el mío que soy corredora de bolsa? Y no estaría faltando a la verdad porque cada día me toca correr con las bolsas de basura que saco en mi trabajo. Pues sería igual de lamentable pero, eso sí, más cachonda y creativa.
Pero lo que más evidencian es la caspa petulante y farolera que pretende hablar en nuestro nombre y regir nuestros destinos mientras nos toman el pelo. A todas y todos éstos estafadores les recomiendo que visiten una web que te manda a domicilio el título o el máster que te salga de la peineta por un módico precio. Podrían solicitar uno menos aburrido que de financiación autonómica. Yo les propondría el "Máster en cómo descojonarse del personal y no tener por qué dimitir en el intento".
Éste seguro que lo bordan Cum Lauden y hasta les dan las dos orejas y el rabo. Y telepáticamente. Sin presenciales, internetes ni trabajos finales.
Que para estos menesteres de engañar como bellacos, en este país, lo que nos sobra es talento.

DdA, XIV/3812

No hay comentarios:

Publicar un comentario