miércoles, 11 de abril de 2018

¿A QUÉ ASOMBRARSE, GENTES, DE LOS CHANCHULLOS DE CIFUENTES

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Octavio Colis


Federico Trillo defendió su tesis para la obtención del doctorado siendo ministro; y Rodrigo Rato también. Es decir, pasaron de licenciados a doctores honoris causa siendo miembros destacados del Gobierno de España. Este pasteleo de títulos, cargos y honores comenzó nada más terminar la Guerra Civil del 36, cuando en España se concedieron licenciaturas a falangistas, y otros vencedores y reconquistadores que apenas habían comenzado la carrera.

Mariano Rajoy, que como todos sabemos es prácticamente un genio, comenzó a preparar las oposiciones a Registrador de la Propiedad en el último año de carrera y las aprobó al año siguiente, convirtiéndose en el Registrador más joven de España. En la familia hay tres registradores y un notario. El padre de los Rajoy, siendo juez de la causa, exculpó a Nicolás Franco, hermano de Francisco Franco, en el asunto conocido como "aceite de Redondela", en el que murieron varios testigos a la manera de Rita Barberá y Blesa, y otros fueron de repente ricos o aplastados. Mariano Rajoy lleva veinte años en excedencia y tiene la reserva de plaza del Registro de la Propiedad de Santa Pola, plaza que está en régimen de interinidad permanente. Según la Asociación de Usuarios de Registros, Rajoy nombró registrador permanente accidental (accidentalmente permanente, manda huevos) de Santa Pola a Francisco Riquelme, su amigo y compañero de promoción desde 1977, denunciado por diversas irregularidades en numerosas ocasiones. La operación Rajoy-Riquelme es posible por una norma del Colegio de Registradores, a la que se acogió Rajoy, que permite designar como interino a un compañero y repartirse las ganancias sin que la plaza salga a concurso. Esta peculiar opción constituye un privilegio inaudito y único en el mundo, y casualmente fue un logro de Rajoy en su época de ministro. 


¿De qué nos extrañamos? Estamos, seguimos en el franquismo como los argentinos en el peronismo, y una nueva generación de franquistas se prepara para chanchullearnos, la de Albert Ribera y su grupo de Ciudadanos. Y como ya llevamos 82 años de instrucción franquista estamos llenos de generaciones enteras de ceporros ignorantes, sinvergüenzas sin escrúpulos y borregos que balan sobre "el coletas" y sobre Venezuela y que aseguran que todos los políticos son iguales, esto también lo decía Franco: Españoles no se fíen de los políticos, son todos iguales. En España eso es un mantra, lo invoca cualquier imbécil, mientras a su alrededor se exculpa de todo a los borbones, a la Iglesia Española y a  franquistas demócratas que, como Rajoy, hacen exacta y permanentemente lo que quieren hacer. Ni más, ni menos.

DdA, XIV/3816

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