Interesante a no dudar la entrevista que publica hoy El Salto con el profesor y fundador de Podemos Juan Carlos Monedero, al que había que hacerle esta sencilla pregunta, a la vista de las últimas encuestas: ¿Cómo explica que en un corto espacio de tiempo se haya pasado del posible sorpasso por la izquierda al posible sorpasso por parte de Ciudadanos? Esta es la respuesta de Monedero:
Están
 ya en los diagnósticos que hicimos cuando nació Podemos. Es evidente 
que el gran peligro que tiene la democracia occidental es el populismo 
de derechas. Su retórica está pegada al sentido común neoliberal tan 
extendido: sentirse mejor que los demás es visto como un sentimiento 
positivo; los partidos y los sindicatos son malos; los empresarios son 
todos "emprendedores" que se merecen lo que ganan; los problemas 
sociales son técnicos y los tienen que solventar los tecnócratas; el 
egoísmo “bien entendido” es un motor social; los inmigrantes solo son 
aceptados si saben informática o juegan al fútbol o, de lo contrario, 
son el chivo expiatorio perfecto; habla de la nación y de la ciudadanía 
sin decir absolutamente nada; cree que los bancos son un ejemplo de 
éxito económico; nunca busca cambiar la realidad social y cuando reclama
 mayor conciencia ecológica nunca propone soluciones que cambien las 
pautas de producción y de consumo; habla de recuperar la democracia a 
través de los medios y las redes, pero gobiernan sus partidos y los 
países cuando están al mando con el autoritarismo de las grandes 
empresas, y nunca habla de redistribución de la riqueza social y lo que 
le toque a cada uno se debe conseguir compitiendo en el mercado (a veces
 entra en contradicciones al querer defender el mercado nacional frente a
 la competencia, pero le resulta muy difícil enfrentar con rigor esa 
defensa renacionalizadora). Esta derecha populista da por 
superado el eje derecha-izquierda. Su planteamiento superador es a 
través de una filosofía empresarial donde las soluciones siempre son 
presentadas como necesarias y, por tanto, incuestionables al ser 
postuladas por supuestos órganos técnicos neutrales carentes de 
ideología. La participación popular siempre es refrendadora, nunca 
deliberativa. Su idea principal es que rehúye los conflictos de clase, 
de raza, y de género que en cualquier caso deben ser resueltos 
competitivamente en sus respectivos mercados. Por eso son profundamente 
machistas y, precisamente por eso, por solventar los problemas en la 
competencia en el mercado, no se les nota.
DdA, XIV/3786 
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