Lazarillo
Con el fascismo cobrando nuevo cuerpo bajo su revestimiento neoliberal en Europa, son más flagrantes e indignantes estos silencios. El 26 de febrero falleció en la localidad francesa de Bayona Gregorio Cenitagoya
González, luchador antifranquista, guerrillero tras el final de la
Guerra Civil en Galicia. Bayona era el lugar donde se exilió en
1946 tras luchar con el maquis. Dos veces volvió a España: en 1960, cuando fue detenido en Irún y devuelto a Francia. La segunda vez, cuarenta años más atarde, en 2013, para visitar y despedirse posiblemente del pueblo de su niñez,
San Esteban de Pravia, donde el documentalista Alberto Vázquez grabó su
vida y su lucha para dejar constancia en un documental de la sin duda memorable guerrilla antifranquista. En San Esteban recitó Gregorio varios de sus poemas, en los que recrea vievencias y reflexiones de aquella etapa de su vida y que alguna editorial asturiana debería rescatar. En 2018 ha muerto sin ningún tipo de reconocimiento por parte del gobierno del Estado Español, ni del gobierno regional del Principado de Asturias, su tierra natal. Hace tres años, el gobierno del PSOE de aquella comunidad (La izquierda, según su actual secretario general) se negó a nombrar “hijos
predilectos” a algunos de aquellos guerrilleros asturianos todavía con vida, como José Antonio Alonso Alcalde (Comandante Robert), condecorado en Francia por su lucha antifascista. La muerte del último, Gregorio
Cenitagoya, no ha sido noticia practicamente en ningún medio de comunicación, ya sea estatal, provincial o local. Es de agradecer que sí lo haya sido en elsaltodiario gracias a Pablo Alcántara Pérez, cuyo artículo bien merece atención en honor a la memoria de Cenitagoya.
DdA, XIV/3784
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