Lazarillo
Este
mes de marzo se cumplen siete años desde la gran catástrofe de
Fukushima, el peor accidente nuclear desde Chernóbil (1986) y el único
que iguala a la catástrofe ucraniana en la Escala Internacional de
Accidentes Nucleares. Aunque se ha catalogado como uno de los mayores
desastres medioambientales de la historia reciente, ni Fukushima ni
Chernóbil han hecho que dejen de construirse centrales nucleares. Por
ese motivo, los autores de este libro hacen una crítica de la energía
nuclear y se proponen desenmascarar las mentiras con que se
pretende justificar el mantenimiento de la industria nuclear. Y lo hacen
de forma irrebatible: contando la verdad.
Son muchos los peligros que conllevan las centrales y la energía nuclear, y es bien conocido el riesgo que representan los residuos radiactivos. Pero esto no frena la industria. Además de los urgentes cambios que son ya imprescindibles en nuestra depredadora forma de vivir, las energías renovables podrían sustituir a la energía nuclear por poco que los poderes político-económicos se lo propusieran. Pero son precisamente esos poderes, políticos y económicos (¿no son lo mismo?) los que han decidido someter a las generaciones presentes y futuras a accidentes y enfermedades, a vivir amenazados por un peligro que tardará mucho tiempo en desaparecer. Sin olvidar, por otra parte, la dimensión bélico-atómica anexa a esta industria de gran peligro, la alta tensión política… y los grandes beneficios empresariales.
A través de esta Crítica de la (sin) razón nuclear. Fukushima, un Chernóbil a cámara lenta el destacado científico Eduard Rodríguez Farré y el conocido ensayista y autor de esta casa Salvador López Arnal arrojan luz a los intereses que hay detrás del actual modelo y ponen en evidencia la sinrazón de uno de los mayores peligros a los que se enfrenta la humanidad: la pervivencia de la energía nuclear como una de las industrias más potentes de hoy.
Son muchos los peligros que conllevan las centrales y la energía nuclear, y es bien conocido el riesgo que representan los residuos radiactivos. Pero esto no frena la industria. Además de los urgentes cambios que son ya imprescindibles en nuestra depredadora forma de vivir, las energías renovables podrían sustituir a la energía nuclear por poco que los poderes político-económicos se lo propusieran. Pero son precisamente esos poderes, políticos y económicos (¿no son lo mismo?) los que han decidido someter a las generaciones presentes y futuras a accidentes y enfermedades, a vivir amenazados por un peligro que tardará mucho tiempo en desaparecer. Sin olvidar, por otra parte, la dimensión bélico-atómica anexa a esta industria de gran peligro, la alta tensión política… y los grandes beneficios empresariales.
A través de esta Crítica de la (sin) razón nuclear. Fukushima, un Chernóbil a cámara lenta el destacado científico Eduard Rodríguez Farré y el conocido ensayista y autor de esta casa Salvador López Arnal arrojan luz a los intereses que hay detrás del actual modelo y ponen en evidencia la sinrazón de uno de los mayores peligros a los que se enfrenta la humanidad: la pervivencia de la energía nuclear como una de las industrias más potentes de hoy.
DdA, XIV/3799
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