LAS ABOTONADURAS
Juan Ignacio González
Fue en aquel viejo muelle entre los puentes
que cruzaban el Mosa, lo recuerdo.
Él tocaba el violín bajo sus arcos
y buscaba cobijo
en los ojos esquivos de la gente.
que cruzaban el Mosa, lo recuerdo.
Él tocaba el violín bajo sus arcos
y buscaba cobijo
en los ojos esquivos de la gente.
Entonces, ella, lo miró en silencio,
se prendió a los acordes al paso de las barcas
que bajaban carbón para el invierno
y se quedó a vivir,
anclada para siempre en la paz de su hoguera.
En la abotonadura de los cuerpos errantes,
cerca de los harapos de los expatriados,
en el salvoconducto de la noche.
DdA, XIV/3799
se prendió a los acordes al paso de las barcas
que bajaban carbón para el invierno
y se quedó a vivir,
anclada para siempre en la paz de su hoguera.
En la abotonadura de los cuerpos errantes,
cerca de los harapos de los expatriados,
en el salvoconducto de la noche.
DdA, XIV/3799
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