Félix Población
Pocas veces me ha conmovido tanto un testimonio personal como
el aportado ayer por Amelia Tiganus en el programa de Jordi Évorle en La Sexta sobre la
prostitución. De hecho, al periodista le valió la presencia de esta
mujer rumana para llenar de contenido una emisión que obtuvo, en el inteligente
y profundo análisis que del delito de lesa humanidad de la trata hizo quien lo sufrió y
ahora lucha contra esa lacra, una impactante densidad emocional y conceptual que debería hacer recapacitar a aquellos representantes políticos verdaderamente identificados con la causa feminista.
Todo empezó con una violación múltiple en su ciudad natal cuando
Amelia tenía trece años, al regreso del colegio. El maltrato familiar y el
acecho de las redes de trata, que en aquel país pobre abundan, acabaron con
ella en España, después de ser vendida por 300 euros. A llegar a Alicante, se
encontró incluso con conocidas de su misma ciudad en situación semejante, no en vano Rumanía es uno de los países que aporta mayor número de mujeresa a la prostitución en nuestros país.
En la ciudad levantina empezó su tránsito por cuarenta prostíbulos durante cinco años, hasta que logró escapar de ese infierno de explotación y denigración al conseguir un trabajo como camarera en un bar. Según el Protocolo
de Palermo, para que
una mujer se considere víctima de trata basta con que otra persona la capte y
se aproveche de una situación de vulnerabilidad para explotarla sexualmente.
Dos alternativas tenía Amelia Tiganus cuando se vio abocada a
soportar esa situación, según expuso a Évole: el suicidio o seguir. Optó por lo
segundo, y gracias a esa decisión tuvimos oportunidad de escuchar ayer a una
mujer dotada de experiencia, conciencia e inteligencia para combatir uno de los
estigmas más graves que afectan a España, donde el consumo de la prostitución
está situado en un 40 por ciento de la población masculina, con un total de
diez millones de euros de negocio al día.
Amelia Tiganus tiene muy claro que es necesaria una ley
integral contra la trata para garantizar la recuperación y protección de las
víctimas, algo que en el plan integral no se contempla. Mientras que Parlamento
Europeo ha aprobado una resolución
de prevención y lucha contra la trata en la que se especifica que la
reducción de la demanda debe formar parte de la estrategia, el Estado español
incluye en el PIB el dinero que mueve la explotación sexual, algo que para
Tiganus merece el calificativo de Estado proxeneta.
Echamos en falta en la entrevista con Jordi Évole alguna
pregunta referente a cómo evitar que ese alto consumo de prostitución remita
entre la gente más joven, en la que está teniendo una influencia considerable el llamado porno mainstream, así como la profusión de ciertas
letras de canciones raperas u otro tipo de un machismo deleznable, ilustradas con una masiva producción de videoclips del mismo carácter en los que se
deshumaniza y cosifica ostensiblemente a la mujer.
Una entrevista con Tiganus en elsaltodiario.com,
publicada en su edición de hoy, abunda en esta cuestión: Muchas adolescentes me
comentan (Amelia forma parte de feminicidio.net y da charlas y organiza debates
en colegios e institutos) que sus parejas quieren practicar lo que ven en el
porno, y esto tiene que ver con todas las mujeres. Tenemos que cuestionar cómo
se construye la sexualidad masculina patriarcal, preguntar a los hombres por
qué no están dispuestos a negociar el placer con nosotras. Las adolescentes
viven muchísima violencia sexual en el marco de la pareja y no tienen muy claro
el tema del consentimiento. No saben si ceder a determinadas prácticas después
de que el novio insista ha sido consentimiento o no. El lema “no es no” yo lo
cambiaría por “si no es un sí, es un no”.
La interviú en el citado medio concluye con unos párrafos que,
una vez más, ponen en entredicho esa Unión Eropea, cada vez mas lejos de aquel teórico idilio de sus teóricos objetivos, pues en su territorio, al hablar de situaciones de prostitución -según Amelia Tiganus-, estamos hablando de mujeres de
países empobrecidos, explotados por los países más ricos. No puede ser que a las mujeres del sur
el único sitio que nos dejen sea el lugar de la puta.
PS. Ojo a lo que de dice el canadiense Richard Poulin, que estudia la mundialización de la
prostitución y la pornografía, los efectos de la legalización de la
prostitución y su vínculo con las redes de trata. Aquí, traza un mapa
del problema y advierte sobre las responsabilidades de organismos como
el BM y el FMI: En mi penúltimo libro, Pornographie et hipersexualisation. Enfances devastées, que trata sobre la pornografía y su vínculo con la prostitución, llegué a la conclusión de que se va hacia una pedofilización. Léase: Página12.
DdA, XIV/3791
No hay comentarios:
Publicar un comentario