martes, 13 de febrero de 2018

JOSEFINA LAMBERTO, HERMANA DE MARAVILLAS, VIOLADA Y ASESINADA A LOS 14 AÑOS, EN AGOSTO DE 1936

Lazarillo

El periodista le pregunta a Josefina Lamberto Yoldi, nacida en Larraga (Navarra) en 1929, con siete años por lo tanto cuando el 15 de agosto de 1936 dos guardias civiles y el churrero del pueblo se llevaron a su padre y a su hermana para no volver a verlos nunca más, ¿qué ves cuando echas la vista atrás?, y Josefina responde: "Veo a una familia de agricultores trabajando de sol a sol. Recuerdo a mi padre, la oveja negra republicana entre sus hermanos, diciéndonos: “Cualquier día vienen éstos y nos cortan la cabeza”. Me acuerdo perfectamente de ese día. Después nos quitaron la yegua y detuvieron a mi madre tres días. Estaba en la puerta de mi casa, con mi hermana, cuando pasó una mujer mala que gritaba en voz alta: “A las pequeñas también, que luego crecen”. Recuerdo a mi madre pidiendo limosna y sirviendo otra vez en la casa en la que había trabajado de soltera. Mi hermana y yo también tuvimos que hacerlo, pero en casa de uno de los violadores". Josefina habla castellano, inglés, francés y urdu (lengua hablada en Pakistán e India). Su madre, Paulina, era ama de casa y su padre, Vicente, labrador y socialista. Criaron también a un niño y a una niña que no eran suyos, y de vez en cuando algún vagabundo dormía en su casa, abierta a la hospitalidad. A su hermana Maravillas, de catorce años, a la que en Pamplona le han puesto una plaza que lleva su nombre, la violó un grupo de falangistas delante de su padre, para luego ser asesinados los dos en el campo. Ni siquiera enterraron el cuerpo de la adolescente, que fue abandonado junto a un enebro y medio devorado por los perros. Josefina Lamberto fue monja. "El general Salas Larrazábal -cuenta en la entrevista- publicó una lista de víctimas del franquismo en la que Maravillas constaba como desaparecida y no como muerta. Le contesté con una carta pública que salió en el Diario de Navarra y así empecé a buscar a mi padre y a mi hermana. Las monjas me dijeron que “algo habría hecho mi padre”, me amenazaron y acabaron enviándome a Madrid. Al final, perdí la fe y en 1996 abandoné la vida religiosa". [Más en Elsaltodiario.com]

Esperanza Martínez ‘Sole’, guerrillera antifranquista de la AGLA (Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón) con dos consejos de guerra y 15 años en las cárceles franquistas a sus espaldas: “A nosotros no tienen que reconocernos moralmente para nada, la moralidad la tenemos o no la tenemos, pero es una cosa personal de cada cual, nosotros reivindicamo memoria y justicia jurídica”. +@EL DIARIOCANTABRIA

DdA, XIV/3767

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