viernes, 29 de diciembre de 2017

EN PLENA CAMPAÑA ELECTORAL, SE CELEBRÓ EN BARCELONA UN CONGRESO SOBRE LA CORRUPCIÓN POLÍTICA

Gracias a mi estimado y leído profesor e historiador Ricardo Robledo me entero hoy de la celebración este mes en Barcelona, los pasados día 14 y 15 de diciembre,  del I Congreso de Historia de la Corrupción Política en la España Contemporánea, un asunto que por su densidad y vigencia debería haber merecido la máxima consideración por parte de los medios informativos, sobre todo de aquellos programas que están abonados a ese tipo de información como La Sexta y Cuatro
En ambos casos, a través de sus programas de mediodía de debate político. "En España -han dicho prestigiosos especialistas, convocados en el aludido congreso- se ha producido la captura del Estado por los grandes grupos económicos y las élites se han atricherado dentro del Estado hasta convertirlo en baluarte de sus intereses". Son frases literales que cita Robledo y este Lazarillo anota, correspondientes a las intervenciones que tuvieron lugar en ese encuentro interdisciplinario de historiadores, politólogos, economistas, penalistas, etc, y del que no escuchamos la más mínima mención en los telediarios y demás informativos de difusión masiva. 
Para subsanar en lo posible la ausencia de una noticia de este carácter en los noticiarios audiovisuales que este Lazarillo frecuenta, no está de más el documentado artículo que aportó Borja de Riquer i Permanyer al respecto en el diario La Vanguardia, mientras los medios de informacion de España entera enfocaban su atención casi en exclusiva en la campaña electoral previa a los comicios del pasado día 21. Toda una paradoja que en un país como este, con un partido en el Gobierno bien pringado en corruptelas y otro en Cataluña que también se untó de lo lindo en esas lacras, pase desapercibido informativamente el I Congreso de Historia de la Corrupción Política en la España Contemporánea, tan llena de su nefasto contenido hasta nuestros días. Termina su artículo Borja de Riquer con una frase que no admite dudas: los especialistas ­tenemos todavía mucho que investigar y que debatir. También bajo esta monarquía restaurada en 1975 se está haciendo todo lo posible porque más congresos como este proliferen, aunque no sean noticia.
Durante la primera restauración monárquica, semanarios como El Motín, de José Nakens, fueron un permanente azote de la corrupción política

Aunque no faltó la comparación con los análisis de los historiadores europeos, el objeto esencial del encuentro era el estudio de las prácticas corruptoras en España desde los inicios del liberalismo –en las Cortes de Cádiz ya se denunciaron– hasta la actualidad, pasando por el régimen de notables y caciques del siglo XIX y las dos dictaduras del siglo XX. La diagnosis sobre la situación actual no fue optimista: si bien no se puede decir que esté generalizada, la corrupción es sistémica en algunos sectores, como la contratación pública –que significa un tercio de las condenas judiciales–, el urbanismo y la concesión de subvenciones. Y como es bastante sabido, la mayor parte de los recursos sustraídos por procedimientos corruptos van destinados a la financiación de los partidos políticos. La debilidad de los mecanismos de control de la actuación de políticos y funcionarios, y la escasa exigencia de dar cuentas de la gestión, permite que la corrupción hoy se localice sobre todo en el ámbito local –41% de las denuncias–, autonómico –4%– y estatal –27%–, aunque por su volumen económico es mucho mayor en esta última administración.
En el congreso se analizaron las estrategias corruptoras de diferentes grupos económicos –desde la Banca Rothschild a Juan March, pasando por las Minas del Rif–, y también la implicación de los monarcas en prácticas corruptas – Fernando VII, la regente María Cristina de Nápoles, Isabel II y Alfonso XIII–. En la sesión de clausura Angel Viñas denunció la corrupción sistémica del régimen franquista y dio datos sobre la fortuna acumulada por el dictador y los procedimientos que utilizó.
También se debatió sobre la historia de la persecución penal de la corrupción y las dificultades que siempre han existido para convertir en delitos los abusos de políticos y funcionarios. Se analizaron las trabas puestas en la persecución y condena de los corruptos y de los corruptores, a causa del escaso interés de los gobernantes por establecer una justicia rápida y eficaz. En este terreno, es significativa la tendencia de los políticos a hablar mucho más de administración de justicia que de poder judicial, hecho revelador de las apetencias de influir en su funcionamiento, buscando dificultar su independencia.
Fueron ilustrativos los datos aportados por Manuel Villoria sobre la relación entre la desafección de los españoles hacia el actual sistema democrático y la sensación de corrupción generalizada. En sólo 10 años la satisfacción política –la confianza en las Cortes, el Gobierno y las instituciones– ha bajado en España más de 30 puntos, situándose muy por debajo de la media de la Unión Europea. La actual percepción ciudadana es que en España la corrupción es muy alta: en el año 2017 así lo valoraba el 94% de los españoles, cuando la media europea es del 68%. Esta gran diferencia es resultado del sentimiento mayoritario del gran incremento de la desigualdad social a causa de las políticas anticrisis económica, de la protección gubernamental a los intereses bancarios y de la ampliación de la corrupción. No nos debemos extrañar de estas percepciones si resulta que gobierna España el partido que está involucrado en más casos de corrupción de toda Europa.
Los debates interdisciplinarios permitieron detectar cuestiones que requerirían respuestas bien argumentadas: ¿hasta qué punto la corrupción ha sido un elemento que ha dificultado la democratización española? ¿Qué ha supuesto para el actual régimen democrático el hecho de que durante la transición no se exigieran responsabilidades a los políticos, funcionarios, jueces y empresarios corruptos? ¿Cuáles han sido los costes económicos de la corrupción? ¿Ha significado un factor de retraso al mermar considerables recursos públicos? ¿Podemos hablar de la existencia de un neocaciquismo a nivel local configurado en torno a la corrupción? ¿Hay en la sociedad española una cultura de tolerancia con la corrupción? ¿Por qué la denuncia y la condena penal no siempre castigan electoralmente a los políticos corruptos?
Como se puede ver, los especialistas ­tenemos todavía mucho que investigar y que debatir. Pero si se quiere acabar realmente con esta lacra tan arraigada y nociva este es un reto que afecta al conjunto de la ciuda­danía."

DdA, XIV/3732

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