
Ana Cuevas
La
primera persona que va a entrar en prisión por el repugnante asunto de
los miles de niños robados en España durante varias décadas se llama
María Ascensión López. Y contra toda predicción, no se trata de alguien
que participara activamente en estos deleznables delitos. María
Ascensión fue una de sus víctimas. Uno de esos bebés arrebatados a sus
padres para ser posteriormente vendidos a otras familias. Lo averiguó
casualmente cuando su padre adoptivo falleció. Y luego su madre
adoptiva le confirmó que sí. Que tras abonar 250.000 pesetas (de los
años sesenta), una monja que era prima de su padre les puso a la niña
en los brazos. Incluso le dio el nombre de la religiosa y algunos otros
datos.
Tirando de ese hilo, María Ascensión relató su
historia en varios medios tratando de encontrar la verdad sobre su
origen. Pero hete aquí que la hermanita decidió denunciar a su víctima
por injurias. Y el juez condenó a Ascensión a pagarle una indemnización
que, al carecer de recursos para poder afrontarla, le va a acarrear
pasar unos cuantos meses en la cárcel. Y eso a pesar de que se pudo
aportar papeles que certificaban la intermediación de la sor en el
trapicheo. Papeles que desaparecieron.¿?
Actualmente hay
documentados más de 60.000 robos de niños en España desde la posguerra
hasta hace poco tiempo. Algunos eran respetables médicos, comadronas,
enfermeras, monjas... personajes siniestros que imbuidos de una presunta
superioridad moral engañaban a las madres diciéndoles que sus criaturas
habían muerto para sustraerlas.
El deleznable
Vallejo-Nájera, amigo íntimo de Franquito (su Mengele de
cabecera), elaboró un método para "aniquilar el gen rojo" cuya medida
estrella era arrebatarles los hijos a los republicanos para reeducarlos
en familias adeptas al régimen. Otras veces la excusa era que los padres
eran pobres o tenían mucha prole. O que eran madres solteras o
demasiado jóvenes y de moral disoluta. Seguro que estos monstruos
encontraron mil justificaciones de "conciencia" para poder dormir
tranquilos por las noches. Y si no, el dinero que conseguían de los
padres adoptivos (que en la mayoría de los casos ignoraban que eran
bebés robados pero que sí sabían que pagaban por ellos) les ayudaba a
conciliar mejor el sueño.
Se destrozaron familias que lloraron
ante unos féretros vacíos. Muchas personas nunca sabrán cuál es la
verdad sobre su concepción. Se falsificaron certificados de nacimiento.
Se comerció descaradamente con vidas humanas en nombre de una religión y
unos valores que les hacía actuar como implacables dioses. Pero eso sí,
con recompensa pecuniaria y en metálico, en este mundo. Que el cielo
puede esperar.
Asunción irá a la cárcel porque esta "santa"
mujer que viste hábitos es un engendro que no entiende de piedad ni ha
olido nunca de cerca la conciencia. Y que nadie piense que tengo nada
contra las religiosas. Una tía carnal mía lo fue y estuvo largos años
cuidando a los enfermos de una leprosería. Una heroína como muchas otras
que se entregan al servicio del prójimo con generosidad y valor. Pero
como dice el refrán: el hábito no hace a la monja.
Pero
además Asunción, irá por pobre. Porque si pudiera hacer frente a la
sanción no tendría que pisar la cárcel. Tampoco hay indulto para ella, a
pesar de haberse solicitado. No tendrá la suerte de los funcionarios y
altos cargos corruptos que recibieron el perdón del Consejo de
Ministros. Los mismos que se lo niegan a Asunción. Es el mundo al revés.
Es la España negra que reaparece como ese rayo que no cesa. Es una
mierda.
DdA, XIV/3692
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