miércoles, 8 de noviembre de 2017

¿QUÉ INDICIO DE PAÍS PUEDE DAR EL QUE ELIGE A UN PRESIDENTE INDICIARIAMENTE CORRUPTO?


Lazarillo 

Ayer pudimos ver y escuchar al principal investigador de la  Gürtel ante la comisión correspondiente del Congreso describiendo el funcionamiento del Partido Popular como una trama de financiación irregular, activa principalmente en las comunidades de Madrid, Valencia, Galicia y Castilla León de la mano de Francisco Correa y los grandes contratistas. En una comparecencia extensa, el inspector jefe de la UDEF Manuel Morocho ha descrito ocho años, ocho, de la instrucción de Gürtel, el caso al que más años ha dedicado de su carrera y el más complejo, según ha confirmado en el arranque de su intervención. También hemos podido ver y escuchar a la portavoz de la comisión de Podemos, Carolina Bescansa,  que sin poder disimular una cierta desazón antes las respuestas afirmativas hechas a sus preguntas sobre quiénes recibían los pagos en dinero negro que manejaba el tesorero Bárcenas,  escuchó reiteradamente que sí lo hacían, indiciariamente, Trillo, Cascos y Rajoy, nuestro vigente presidente del gobierno. Se puede decir, por lo tanto, que disfrutamos de un jefe de gobierno indiciariamente chorizo, votado mayoritaria y repetidamente por los españoles para ejercer el cargo que ocupa. ¿Qué indicio de país podemos dar así, manteniendo además en las encuestas al Partido Popular a la cabeza de las preferencias entre los electores? 

La Gota
de Goti del Sol

Si yo fuese portavoz de alguna de las oposiciones, al comenzar mi parlamento me dirigiría al Sr. Rajoy con un contundente ¡es usted un indiciario!. Confieso que desconocía esta palabra pero desde la declaración de un inspector policial, empleando este término, se me ha quedado grabada en la cabeza. A este calificativo también se le podría añadir el de "sobrecogedor", no referido al que sobrecoge, que también lo hace este caballero, sino a la antigua acepción de "recaudador". Estas cualidades del Presidente se extienden a su partido, que también preside. Pese a ellas, hay grupos políticos que muestran apoyo a las acciones de tal bandería y hay algunos que incluso se vanaglorian de su contribución a soportar semejante andamiaje. A todo este sostenimiento, conviene añadir que las encuestas proporcionan al partido en el gobierno un apoyo cercano al 30% de los votos. A la vista de todo esto, me resulta muy sorprendente las quejas que escucho sobre los males de la patria y la escasa disposición que existe para arreglarlos. ¿Qué otra cosa puede ocurrir si, ante una práctica incorrecta, se sigue empleando la misma metodología en ocasiones sucesivas? Pues, en buena lógica, que todo seguirá igual, con tendencia acusada a empeorar.

DdA, XIV/3685

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